El Día de la Mujer se centra este año en lo laboral y en el 5º Objetivo de Desarrollo Sostenible que la ONU se marca para lograr en 2030 un “planeta 50-50” con verdadera equidad de género
(C.D./Manos Unidas/Cáritas).- «La pobreza tiene rostro de mujer», fenómeno que hace necesaria «una política decidida y eficaz» que prevenga las situaciones de exclusión social que ellas sufren. Son los reclamos que hacen las ONGs Manos Unidas y Cáritas para el Día Internacional de la Mujer, que en su edición de este año se centra en el objetivo de la ONU que para 2030 haya una verdadera equidad de género en el mundo laboral.
Manos Unidas denuncia la falta de oportunidades de las mujeres en el mundo rural
El próximo 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer y para Manos Unidas es un oportunidad muy especial para denunciar que la pobreza tiene rostro de mujer y recordar que desde su fundación hace 58 años promueve proyectos de desarrollo especialmente centrados en la mujer, protagonista esencial en su trabajo en educación para el desarrollo y en sus proyectos de cooperación que realiza en todo el mundo.
Así, el último año Manos Unidas realizó 75 proyectos de cooperación destinados especialmente a la mujer que beneficiaron directamente a 220.331 mujeres y con un importe de 4.889.516 euros, lo que supone el 12% de su inversión en proyectos de desarrollo
Este año, el Día Internacional de la Mujer se centra en el mundo laboral y en el 5º Objetivo de Desarrollo Sostenible que la ONU se ha marcado para lograr que en 2030 nuestro mundo sea un «planeta 50-50» con verdadera equidad de género. Manos Unidas trabaja por la igualdad entre hombres y mujeres, requisito necesario para acabar con el hambre en el mundo y denuncia que millones de mujeres no tienen acceso, en igualdad de condiciones, a trabajos dignos, saludables y remunerados justamente.
Si nos referimos al ámbito agrícola, la ONU destaca que las mujeres representan el 43% de la fuerza de trabajo en los países en desarrollo (el 20% en América Latina y el 50% en Asia y África) y realizan un aporte fundamental a la agricultura en estos países. Pese a ello, estas mujeres obtienen su sustento en el mundo agrícola casi siempre de manera informal y sin remuneración, controlan menos tierras que los hombres (menos del 20% de quienes poseen tierras son mujeres) y además tienen un acceso limitado a los insumos, las semillas y el crédito, lo que les dificulta la posibilidad de beneficiarse de muchas oportunidades económicas.
Por eso, en este Día de la Mujer, Manos Unidas destaca algunos proyectos y procesos de desarrollo exitosos que apoya en Guatemala y Perú centrados en la mujer en entornos rurales.
GUATEMALA. LA LABOR DEL MOVIMIENTO DE TRABAJADORAS CAMPESINAS
En las regiones de Altiplano y de Costa y Boca-Costa de Guatemala la situación de las mujeres campesinas es de desigualdad en cuanto al trabajo y al salario que reciben. Por ejemplo, y tal y como algunas mujeres relatan, aunque el salario mínimo ronda los 87 quetzales, las mujeres pueden recibir tan sólo 20 Q. A la discriminación económica, estas mujeres añaden en muchos casos la explotación y acoso sexual por parte de los dueños de las fincas donde trabajan y la violencia doméstica machista que sufren.
Con el objetivo de solventar esta situación, Manos Unidas apoya desde hace cinco años al Movimiento de Trabajadores/as Campesinos/as-MTC de Guatemala en un proceso de desarrollo que en los últimos tres años está especialmente centrado en las mujeres que, en el caso del Altiplano, son mujeres indígenas mam. Se trata de apoyarlas en su capacitación, para fortalecer su economía familiar y lograr la seguridad alimentaria a través de la producción y comercialización de alimentos.
Con motivo del Día de la Mujer el Consejo de Mujeres de estas regiones ha elaborado un «manifiesto» titulado «Despertemos el sentir de vivir en armonía» y que muestra tanto el sentir, como las dificultades e injusticias a las que cada día se enfrentan estas mujeres, pero también los frutos del avance en el conocimiento y reconocimiento de sus derechos y de las oportunidades que tienen gracias a este proceso de desarrollo que están viviendo. (leer manifiesto «Despertemos el sentir de vivir en armonía»)
PERÚ. LA LUCHA DE LAS MUJERES AYACUCHANAS POR LA PROPIEDAD DE LA TIERRA
En Perú, las mujeres que se dedican a la actividad agropecuaria representan el 30.8% pero de cada 10 propietarios de tierra, 7 son hombres y 3 mujeres. Estas cifras evidencian que, pese a que trabajan la tierra, no acceden a ellas como propietarias y tampoco deciden sobre el uso de las «tierras comunales» ya que no son consideradas «comuneras calificadas», que es el título que les otorga la propiedad de las tierras y la posibilidad de participar en las juntas directivas.
Parar solucionar esta situación de inequidad, concretamente en la región de Ayacucho, Manos Unidas apoya a su socio local SER (Servicios Educativos y Rurales), con cofinanciación de la AACID (Agencia Andaluza de Cooperación) de la Junta de Andalucía, en un proyecto bianual que comenzó en diciembre de 2015 y que persigue empoderar a las mujeres de 10 comunidades campesinas de la provincia de Huamanga para que, además, logren ser propietarias de las tierras.
Hasta la fecha ya se ha conseguido que en 7 de estas comunidades se hayan modificado los estatutos favoreciendo la incorporación de las mujeres como «comuneras calificadas», con derecho a voz y voto. De hecho, y aunque el proyecto aún está realizándose, 490 mujeres ya han sido reconocidas como «comuneras calificadas», y, de ellas, 13 ocupan cargos en 8 Juntas Directivas Comunales.
Con motivo del Día de la Mujer, Raquel Reynoso, presidenta de la SER destaca en un artículo que ha escrito con motivo de esta celebración, que «es fundamental que las mujeres formen parte de las directivas de las comunidades y las organizaciones indígenas para que participen en la toma de decisiones sobre la tierra y el territorio». (leer artículo de Raquel Reynoso, presidenta de la SER)
OTROS TESTIMONIOS DE MUJERES DESDE PERÚ (VIDEO)
También en Perú se han recogido estos testimonios de mujeres que han sido beneficiadas por proyectos agropecuarios apoyados por Manos Unidas. En Puno, junto a la Red Andina de Desarrollo y Corresponsabilidad (CODENET), se financian proyectos de apoyo al desarrollo de los procesos productivos y comerciales de la crianza de truchas para las comunidades indígenas Quechuas y Aymaras asentadas en los Uros (islotes flotantes) del Lago Titicaca. Asimismo, en Cuzco, el Centro Guamán Poma, y gracias a la financiación de Manos Unidas, ha logrado que cerca de 800 familias hayan mejorado su salud y su alimentación gracias al desarrollo y mejora en la actividad agropecuaria.
Iniciativas como estas destacadas por Manos Unidas, dejan patente que el adecuado apoyo y acompañamiento en el desarrollo de las mujeres en el entorno rural es garantía de éxito y tiene un efecto multiplicador que beneficia a toda la comunidad.
Cáritas denuncia que las mujeres son víctimas de una múltiple discriminación
Desde 1911 los calendarios de todo el mundo reservan el 8 marzo para visibilizar la realidad de las mujeres y reivindicar la lucha por sus derechos y su dignidad. Más de un siglo después, Cáritas conmemora de nuevo esta jornada internacional para llamar la atención de toda la ciudadanía y las comunidades cristianas sobre las situaciones de desigualdad y de violencia que siguen persiguiendo a las mujeres, y las dificultades que persisten en el acceso y garantía de sus derechos.
El compromiso de la red Cáritas en España y en todo el mundo con las mujeres en situación más vulnerable hunde sus raíces en la propia Doctrina Social de la Iglesia, que deja patente cómo «la persistencia de muchas formas de discriminación que ofenden la dignidad y vocación de la mujer en la esfera del trabajo se debe a una larga serie de condicionamientos perniciosos para la mujer, que ha sido y es todavía ‘olvidada en sus prerrogativas, marginada frecuentemente e incluso reducida a esclavitud'» (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia 296).
Víctimas de una múltiple discriminación
A pesar de los avances que se han producido en la protección de la igualdad de las mujeres en la vida social y pública de muchos países, las situaciones de desigualdad a las que se ven sometidas cada día siguen existiendo. Gracias, no obstante, a una mayor conciencia social y acceso de todos a la información hace que cada vez sea más difícil ocultarlas.
Cáritas es testigo de ello a través de sus diferentes recursos y proyectos en los que a lo largo de 2016 han acompañado en todo el país a miles de mujeres en situación de desventaja social. Todas ellas ponen rostro a un drama que, más allá de la estadística, persiste: son mujeres que continúan siendo víctimas de una múltiple discriminación, ya que a su condición de género, su origen, su edad, su formación laboral o su posición socioeconómica, se añade, además, los obstáculos de un modelo productivo en el que las mujeres están relegadas con relación a los hombres.
En situaciones familiares de precariedad, constatamos, además, cómo es la actividad femenina la que aumenta -sostenida por empleos en su mayoría, precarios, parciales y mal retribuidos- y cómo son las mujeres quienes garantizan la renta familiar. De esa manera, no sólo asumen la responsabilidad de asegurar una vida digna a los suyos al convertirse en sustentadoras principales de las familias, sino que también son garantes de los lazos familiares.
Las lacras de la violencia y la trata
A esta situación de desventaja social y económica se añade la lacra de la violencia de género y el feminicidio, que es consecuencia perversa de esa desigualdad estructural entre hombres y mujeres. Cáritas Española denuncia firmemente este drama intolerable, que sólo en los primeros meses de 2017 se ha cobrado ya la vida de 20 mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas en nuestro país.
A esta tragedia se añaden otras formas de violencia contra las mujeres, como es la trata con fines de explotación sexual, un fenómeno creciente en todo el mundo y que afecta especialmente a las mujeres en procesos de movilidad humana o migración. Según datos de la Organización Internacional de Trabajo, hay 21 millones de personas víctimas del trabajo forzoso en el mundo, de las que casi 5 millones son víctimas de trata con fines de explotación sexual.
La acción que desarrolla la red Cáritas en esos escenarios es muy intensa, tanto a través de acciones preventivas de información e incidencia pública en los países de origen y en los espacios de toma de decisiones de la comunidad internacional, como de acompañamiento y acogida en las rutas de tránsito y de destino.
Por dignidad y derecho
Las mujeres acompañadas por Cáritas en España y en aquellos países donde se apoyan proyectos de ayuda al desarrollo proporcionan testimonios admirables de determinación y de dignidad con las que, en cualquier región del mundo donde se les abren las posibilidades para hacerlo, deciden combatir sus condiciones de desventaja social y apuestan por iniciar procesos personales de empoderamiento y autonomía personal, que las convierte en protagonistas de sus vidas y, en muchos casos, en líderes de procesos de desarrollo de sus comunidades.
Con motivo de la celebración del 8 de marzo, Cáritas sigue comprometida en la construcción de un nuevo sistema económico, más justo y sostenible, a través de un modelo de Economía Solidaria, que evite la desigualdad entre hombres y mujeres, y ponga en el centro de las políticas los derechos de las mujeres. Esta apuesta no se trata únicamente de un imperativo moral y de cumplimiento de los derechos humanos, sino que supone una condición indispensable para el desarrollo sostenible de los pueblos.
Objetivos de Desarrollo Sostenible
Compartimos la visión y el compromiso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ver aquí), cuyo 5º Objetivo está dirigido específicamente a potenciar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas. Este Objetivo marca, además, metas en los demás Objetivos, al considerar que la igualdad entre hombres y mujeres es una cuestión que abarca diferentes elementos, como la pobreza, la educación, la salud o la situación de la mujer en zonas de conflicto armado, dónde la violencia sexual es un elemento constante.
Uno de los retos de la acción de Cáritas para avanzar en esa dirección es el trabajo en red, la suma de iniciativas y de acciones con capacidad de incidencia en las causas generadoras de desigualdad y exclusión. Para ello, urge establecer un nuevo marco de relaciones entre hombres y mujeres, basado en una educación en la que se dé el protagonismo necesario a los valores de igualdad, solidaridad y derechos humanos.
Desde nuestra convicción en que otra sociedad es posible, Cáritas reclama a las Administraciones públicas y al conjunto de las instituciones una política decidida y eficaz para prevenir las situaciones de exclusión social que sufren las mujeres, para erradicar la violencia de que son objeto y para garantizar su protección desde un enfoque basado en los derechos humanos.