Algunos medios, "muchas veces arrastrados por las agendas políticas y económicas, no siempre tratan en su justa medida el fenómeno de la inmigración"
(Jesús Bastante/Agencias).- «España, de momento, es un país tolerante, sin brotes de odio hacia el extranjero«. El responsable de Migraciones de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Menéndez, lanzó ayer un mensaje a los poderes políticos, económicos y a los medios para «desmentir noticias falsas» que pueden provocar la xenofobia en nuestro país.
El obispo de Astorga ofreció una nueva lectura de las cifras de inmigrantes ilegales en España. Así de los 900.000 extranjeros que llegan a nuestro país cada año, sólo 20.000 son irregulares. Pero, de ellos, sólo se quedan la mitad. «Nadie viene a quitar el trabajo a nadie», insistió.
«Si empezamos a decir cosas falsas o comentarios innecesarios puede ocurrir que los ciudadanos se las acaben creyendo», insistió Menéndez, quien criticó cómo algunos medios, «muchas veces arrastrados por las agendas políticas y económicas, no siempre tratan en su justa medida el fenómeno de la inmigración».
El prelado insistió en que «el foco de atención se pone siempre en los inmigrantes que llegan en patera», mientras se olvida que «los futbolistas o los altos cargos de las empresas muchas veces también son inmigrantes».
Además ha lamentado que sólo se hable de las muertes de los inmigrantes a bordo de barcos en el Mediterráneo «porque cruzando el desierto también muere mucha gente» y ha pedido que no se silencie.
En cuanto a la situación actual de la inmigración, ha dicho que en los últimos años ha cambiado el modelo y ha pasado de ser «una burbuja migratoria» a una «migración circular».
«Muchos de los que vienen a la Unión Europea después viajan a América y de ahí regresan a sus países de origen», ha añadido.
Menéndez también sostuvo que los inmigrantes que llegan ayudan a mantener los índices de natalidad y también que está comprobado que son en gran parte artífices del crecimiento económico que España está experimentando en los últimos años.
«No debemos olvidar la riqueza y las posibilidades que supone la presencia de inmigrantes para los países de acogida», ha dicho.
(RD/Efe)
