Debe tener experiencia pastoral, experiencia internacional para abordar las principales cuestiones de nuestra época y ser un buen comunicador
(Jesús Bastante).- «Ratzinger es sorprendentemente humilde, espiritual y fácil de manejar. Será un Papa de transición«. Las revelaciones sobre los informes secretos del Departamento de Estado de EE.UU. revelados por Wikileaks también salpican a la Iglesia católica. Especialmente durante el Cónclave que eligió a Benedicto XVI, y durante el cual los servicios secretos estadounidenses enviaron más de una docena de informes, que no son precisamente un dechado de aciertos. Ratzinger no figuraba en el listado de 20 «papables», donde los favoritos eran Tettamanzi, Danneels y Castrillón. Una vez elegido, «un shock» para muchos, los informes de EE.UU. señalaban que el nuevo Papa sería «de transición». Cinco años y medio después, se demuestra su error.
«Debe tener experiencia pastoral, experiencia internacional para abordar las principales cuestiones de nuestra época y ser un buen comunicador, con hábil uso de los nuevos medios electrónicos para transmitir el mensaje de la Iglesia de un modo claro y poderoso». El 14 de abril de 2005, días antes del Cónclave que eligió a Benedicto XVI, el Departamento de Estado recibía el primero de una docena de informes sobre el futuro del Papado y de la Iglesia católica. Unas revelaciones que ha sacado a la luz el portal Wikileaks y que demuestran cómo el servicio secreto estadounidense falló estrepitosamente, pues en el listado de 20 candidatos a suceder a Juan Pablo II no aparecía el nombre de Ratzinger. «Su nombramiento ha sido un shock«, reconocieron los propios informes una vez el Papa alemán resultó elegido.
El informe de Washington consideraba a los cardenales Tettamanzi, Danneels y Castrillón como los candidatos con más posibilidades para sustituir a Juan Pablo II, sin descartar a Bertone -«que estaba muy cerca de Juan Pablo II», Ruini -«con un buen conocimiento del lenguaje internacional»- y Scola -«gracias al Opus Dei y Comunión y Liberación ha abierto una escuela de Teología en Venecia»-. El Departamento de Estado excluía la posibilidad de que el elegido fuera estadounidense o de Europa del Este.
De Dionigi Tettamanzi se subraya que «habla un poco de inglés» y «en Milán golpeó a la gente para abrir a los jóvenes y su capacidad para operar en un contexto moderno, hasta el punto de convertirse en el mejor candidato italiano». Fuera de Italia, el informe también señalaba al portugués Jose Policarpo como «un moderado para atraer a los latinoamericanos». Otro de los favoritos, Godfried Danneels «sabe cómo usar la computadora, es un teólogo astuto y representa el mejor compromiso» entre «la doctrina católica y el liberalismo lingüístico». Algo que iba en contra de Ratzinger. En opinión del informe, el obro gran candidato del centro de Europa, Christoph Schönborn, era «demasiado joven».
Bergoglio («no le ayuda ser el líder de los jesuitas») o Hummes («franciscano cortés pero terco») eran algunos de los papables de Hispanoamérica. Si el futuro Papa saliera de ese continente, el Departamento de Estado señalaba, sin dudar, al colombiano Darío Castrillón, que «tiene la edad adecuada» y «es el candidato perfecto para aquellos que quieran un candidato que, además, conozca la Curia». Por el contrario, Rodríguez Maradiaga «ha acusado a los medios de EE.UU. de anticatolicismo». Arinze, Dias o Napier también sonaban como candidatos para los servicios secretos norteamericanos.
El 19 de abril de 2005, Ratzinger fue elegido Papa. En el telegrama enviado desde Roma a Washington. «Su elección fue una sorpresa para muchos», apunta el informe, que traza un perfil del nuevo Papa alejado del clásico de «guardián de la ortodoxia teológica». «Es sorprendentemente humilde, espiritual y fácil de manejar». En cuanto al pronóstico de su pontificado, el informe secreto también se cubrió de gloria: «Va a seguir la ruta, su trabajo se centrará en Europa y quizá sea una figura de transición«.