La contribución política e institucional de la que sois portadores no podrá por tanto limitarse a responder a las urgencias de una lógica de mercado
El papa Benedicto XVI instó hoy a los políticos de centro y de la democracia cristiana del mundo a que defiendan el respeto a la vida, frente a prácticas como el aborto o la eutanasia, y protejan el matrimonio heterosexual, como fundamento de la familia.
El pontífice recibió hoy en audiencia en el palacio apostólico de Castel Gandolfo, al sur de Roma y en el que ha pasado el verano, a una representación de los participantes del congreso de la Internacional Demócrata de Centro-Internacional Demócrata Cristiana (IDC) celebrado ayer en la capital italiana.
En el encuentro con los representantes de la IDC, asociación de partidos de la que es vicepresidente el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, Benedicto XVI pidió también a los políticos que actúen con «espíritu profético» en la crisis económica y no se limiten a responder a las urgencias de la «lógica de mercado».
«El respeto de la vida en todas sus fases, desde la concepción hasta su éxito natural -con el consiguiente rechazo del aborto voluntario, de la eutanasia y de toda práctica de eugenesia- es un compromiso que se entrelaza, de hecho, con el del respeto al matrimonio, como unión indisoluble entre un hombre y una mujer como fundamento de la comunidad de vida familiar», dijo el papa.
«Un auténtico progreso de la sociedad humana no podrá, por tanto, prescindir de políticas de defensa y promoción del matrimonio y de la comunidad que de él deriva, políticas que corresponden adoptar no solo a los Estados, sino a la misma Comunidad Internacional, para invertir la tendencia de un creciente aislamiento del individuo, fuente de sufrimiento», agregó.
Benedicto XVI aseguró que «desafortunadamente son muchas y ruidosas las ofertas de respuestas apresuradas, superficiales y de corto alcance a las necesidades más fundamentales y profundas de las personas» que ahora se registran en el ámbito de la defensa del respeto a la vida y el matrimonio entre el hombre y la mujer.
El pontífice pidió a los políticos participantes en el congreso de la IDC de Roma, entre ellos el propio Rajoy (quien se reunió también el viernes en Roma con el primer ministro italiano, Mario Monti), que no se alejen del Magisterio de la Iglesia, tampoco en cuestiones como la resolución de la actual crisis económica y financiera.
«Cada vez tiene más importancia la actual situación económica, cuya complejidad y gravedad justamente preocupa, pero ante la que el cristiano está llamado a actuar y expresarse con espíritu profético, capaz de recoger en las transformaciones actuales la incesante y misteriosa presencia de Dios en la historia, asumiendo con realismo, confianza y esperanza las nuevas responsabilidades», comentó.
«La contribución política e institucional de la que sois portadores no podrá por tanto limitarse a responder a las urgencias de una lógica de mercado, sino que tendrá que seguir asumiendo como asunto central e imprescindible la búsqueda del bien común, entendido de modo correcto, así como la promoción y la tutela de la inalienable dignidad de la persona», indicó el papa.
Y concluyó: «Honorables señores y señoras, si es verdad que de la defensa y de la promoción de la dignidad de la persona humana son ‘rigurosa y responsablemente deudores los hombres y mujeres en cada coyuntura de la historia’ (Catecismo de la Iglesia Católica, 1929), también es verdad que dicha responsabilidad concierne, de forma particular, a todos los que están llamados a desempeñar un papel público. Ellos, en especial, cuando están animados por la fe cristiana deben ser ‘capaces de transmitir a las generaciones del mañana razones de vida y de esperanza’ (Gaudium et Spes, 31. Es útil recordar en este sentido el libro de la Sabiduría: ‘un juicio inexorable espera a los que están arriba’ (Sab 6,5). Advertencia que no quiere asustar, sino más bien animar y alentar a los gobernantes, en todo nivel, a realizar todas las posibilidades de bien de las que son capaces, según la medida y misión que el Señor encomienda a cada uno
(RD/Agencias)