La sanación de la persona privada de la vista tiene un particular significado simbólico: representa el don de la fe.
El Papa Francisco ha solicitado a la Unión Italiana de Ciegos y deficientes visuales que difundan la cultura del encuentro, de la solidaridad y de la acogida hacia las personas con discapacidad, no sólo al solicitar los valores sociales adecuados, sino también «alentando su participación activa en la vida de la sociedad».
En un video mensaje dirigido al colectivo, el Pontífice ha explicado que Jesús tuvo una atención especial por los ciegos» porque ha curado a muchos, junto a otros enfermos y ha señalado que, además, «la curación de la persona sin vista tiene un particular significado simbólico que representa el don de la fe».
«Todos necesitan la luz de la fe para caminar», ha añadido, al tiempo que ha indica que, por eso, «el Bautismo, que es el primer sacramento de la fe, antiguamente era llamado también iluminación». Por ello, ha solicitado al Señor «renovar en cada uno el don de la fe».
Éste es el mensaje del Papa:
Queridos amigos
Les saludo con afecto. Se que están reunidos en Tirrenia estos días y que algunos de ustedes hubieran querido venir a Roma. Gracias a la técnica moderna, hoy puedo ir yo donde ustedes se encuentran. Les agradezco su estima y su afecto, sobre todo sus oraciones.
El Evangelio nos dice que Jesús ha tenido una atención particular por los ciegos. Ha sanado a muchos junto a tantos otros enfermos. La sanación de la persona privada de la vista tiene un particular significado simbólico: representa el don de la fe. Y es un signo que concierne a todos, porque todos tenemos necesidad de la luz de la fe para caminar por el camino de la vida. Por esto el bautismo, que es el primer sacramento de la fe, antiguamente era también llamado «Iluminación».
Pido al Señor renovar en todos ustedes el don de la fe, para que en su espíritu esté siempre la luz de Dios, la luz del amor, que da sentido a nuestra vida, la ilumina, nos da esperanza, y nos hace ser buenos y disponibles hacia nuestros hermanos.
Dirijo también mis parabienes a su asociación, ‘La Unión italiana de Ciegos y personas con otros problemas de la vista’. Difundan siempre la cultura del encuentro, de la solidaridad, de la recepción de las personas con discapacidad, no sólo pidiendo para ellas las correctas atenciones, sino favoreciendo su participación activa en la sociedad.
Confío a todos a la protección de María Santísima, nuestra Madre. Les pido rezar por mí y por mi servicio a la Iglesia, y les bendigo de corazón, junto con sus seres queridos