El prelado revela que Benedicto "se sorprendió mucho" por el cese de Gotti Tedeschi en el IOR
(J. Bastante).- Benedicto XVI «nunca se entrometió ni se entrometerá en el gobierno de la Iglesia, no es su estilo. No hay riesgo de tener un Papa y un Antipapa en el Vaticano«. Quien lo asegura es el secretario personal de Joseph Ratzinger y prefecto de la Casa Pontificia, el «puente» entre dos pontificados, Georg Gaënswein, en una entrevista con Il Messaggero .
En la misma, el arzobispo alemán sostiene que el pontífice emérito «sabe que cada palabra pública suya podría atraer la atención, y que cualquier cosa que diga podría ser leída a favor o en contra de su sucesor».
«Por lo tanto, no intervendrá públicamente. Afortunadamente entre él y Francisco hay una relación de sincera estima y afecto fraterno«, agregó el religioso alemán. En la entrevista, Gaënswein desvela algunos aspectos íntimos, como la tristeza al conocer la renuncia de Ratzinger y al abandonar Roma: «No olvidaré nunca cuando apagué las luces del apartamento pontificio con lágrimas en los ojos«.
Con el nuevo pontificado, «il bello Giorgio» se encuentra en la difícil tesitura de servir a los dos pontífices. «Es un buen desafío», reconoce, sin evitar que se le diga que puede ejercer de «correa de transmisión entre Francisco y Benedicto». «Hubo algunas dificultades, pero las cosas se calmaron», añade Gaënswein, quien revela que «Benedicto y Francisco son personas con estilos y personalidades distintas. Alguien quiso interpretar tales diferencias en modo antitético, pero no es así».
«Francisco, con su ejemplo, ofrece un precioso testimonio», añade el alemán. «El ejemplo personal es un método pastoral efectivo«. Para Gaënswein, la creación del «G 8» fue «una sorpresa». «Confieso que siento curiosidad por saber qué ocurrirá», añade, para después incidir en que «hablar de ‘revolución’ es más un slogan que una realidad: son actos de gobierno y de responsabilidad«.
Uno de los aspectos más reveladores de la entrevista se da en el momento en que Gaënswein responde a la pregunta sobre el despido del ex presidente del Instituto para las Obras de la Religión (IOR), Ettore Gotti Tedeschi. «Recuerdo muy bien ese momento, era el 24 de mayo. Ese día también fue el día del arresto de nuestro ayudante de cámara, Paolo Gabriele. Contrariamente a lo que se piensa, no hubo ningún nexo entre los dos eventos, acaso una coincidencia desafortunada, incluso diabólica…», apunta el secretario personal de Ratzinger, quien desmarca absolutamente a Benedicto XVI de esta decisión.
«Benedicto XVI -continúa Gänswein-, que había llamado a Gotti Tedeschi al IOR para sacar adelante la política de la transparencia, se sorprendió mucho por el acto de censura hacia el profesor. El Papa lo estimaba y lo quería mucho, pero, por respeto de las competencias de los que tenían responsabilidades, eligió no intervenir en ese momento. Después de la censura, el Papa, por motivos de oportunidad (aunque nunca recibió a Gotti Tedeschi), mantuvo el contacto con él de manera discreta y adecuada».