"Encontrar el coraje y la humildad de abrirse a los demás, para pedir que nos echen una mano"
(José M. Vidal/Agencias).- La plaza de san Pedro se ha convertido en una especie de imán que atrae a decenas de miles de personas. Desde que Francisco llegó al solio pontificio, todos los miercoles y domingos la enorme explanada se llena de peregrinos. Nunca menos de 50.000 personas. A veces, con más de 100.000. Dos referéndums semanales, que ratifican que los fieles, el pueblo de Dios, apoya la primavera de Francisco en la Iglesia. Y el Papa aprovecha para acercar a la gente que busca a Dios.
«Existe una comunión de vida entre todos los que pertenecen a Cristo»
«Una comunión que nace de la fe»
«Los primeros cristianos eran llamados los santos»
«La Iglesia es comunión con Dios, familiaridad con Dios, comunión de amor con Cristo»
«Estamos intimamente insertos en esta matriz»
«El amor de Dios quema nuestros egoísmos, nuestros prejuicios»
«El amor de Dios quema incluso nuestros pecados»
«De los hermanos a Dios»
«La experiencia de la comuniçon fraterna nos conduce a la ocmunión con Dios»
«Nuestra fe necesita el apoyo de los demás, especialmente en los momentos difíciles».
«La tendencia a encerrarse en lo privado ha influenciado incluso en el ámbito religioso»
«Todos hemos experimentado dudas en el camino de la fe. También yo»
«Todos somos frágiles, todos tenemos limitaciones»
«Confiar en la ayuda de Dios»
«Encontrar el coraje y la humildad de abrirse a los demás, para pedir que nos echen una mano»
«Comunión es común unión»
«En esta comunión, somos una gran familia»
«La comunión de los santos va más allá de la vida terrena, continúa en la otra vida»
«Comunión entre cielo y tierra que se realiza especialmente en la oración»
«Somos hermanos y nos acompañamos en el camino de la vida y nos encontraremos en el cielo»
«Andemos este camino con alegría. Un cristiano tiene que estar siempre alegre por tener tantos hermanos y hermanas»
«Adelante por este camino y con alegría»
Texto íntegro del saludo el Papa en español¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
Hoy, me gustaría hablar de una realidad muy bonita de nuestra fe, es decir, la «comunión de los santos». El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que este término hace referencia a dos realidades: la comunión en las cosas santas, y la comunión entre las personas santas (núm. 948). Me centro en el segundo significado: se trata de una verdad de las más consoladoras de nuestra fe, porque nos recuerda que no estamos solos, sino que existe una comunión de vida entre todos los que pertenecen a Cristo. Una comunión que nace de la fe; de hecho, el término «santos» se refiere a aquellos que creen en el Señor Jesús, y son incorporados a Él en la Iglesia a través del Bautismo. Por eso los primeros cristianos también fueron llamados «santos» (cf. Hch 9,13.32.41, Romanos 8:27, 1 Corintios 6:01).
1. El Evangelio de Juan dice que, antes de su Pasión, Jesús oró al Padre por la comunión entre los discípulos, con estas palabras: «Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste».(17:21) La Iglesia, en su verdad más profunda, es comunión con Dios, familiaridad con Dios, comunión de amor con Cristo y con el Padre en el Espíritu Santo, que se prolonga en una comunión fraterna. Esta relación entre Jesús y el Padre es la «matriz» de la unión entre nosotros cristianos: si estamos íntimamente incluidos en esta «matriz», en este horno ardiente de amor que es la Trinidad, entonces podemos verdaderamente convertirnos en un único corazón y en una sola alma entre nosotros, porque el amor de Dios quema nuestros egoísmos, nuestros prejuicios, nuestras divisiones internas y externas. El amor de Dios quema también nuestros pecados.
2. Si existe este enraizamiento en la fuente del Amor, que es Dios, entonces también existe el movimiento recíproco: de los hermanos a Dios; la experiencia de la comunión fraterna que me lleva a la comunión con Dios. Estar unidos entre nosotros nos lleva a estar unidos con Dios, a esta unión con Dios que es nuestro Padre. Nuestra fe necesita el apoyo de los demás, ¡especialmente en los momentos difíciles! Y si estamos unidos, la fe se hace fuerte ¡Qué hermoso es apoyarse mutuamente en la aventura maravillosa de la fe! Digo esto porque la tendencia a cerrarse en lo privado también ha influido en la esfera religiosa, tanto es así que muchas veces es difícil buscar ayuda espiritual en aquellos que comparten nuestra experiencia cristiana.
¿Quién de nosotros -¡todos, todos!- quién de nosotros no ha experimentado inseguridades, desorientaciones e incluso dudas en el camino de la fe? Todos, todos hemos experimentado esto: yo también. Todos. Es parte del camino de la fe, es parte de nuestra vida. Todo esto no debe sorprendernos, porque somos seres humanos, marcados por la fragilidad y las limitaciones. Todos somos frágiles, todos tenemos limitaciones: no se asusten. ¡Todos las tenemos! Sin embargo, en estos momentos difíciles hay que confiar en la ayuda de Dios, a través de la oración filial, y al mismo tiempo, es importante encontrar el coraje y la humildad para estar abiertos a los demás, para pedir ayuda, para que nos den una mano: «dame una mano, tengo este problema». ¡Cuántas veces lo hemos hecho! Y luego, hemos conseguido superar el problema y encontrar a Dios, otra vez. En esta comunión -comunión quiere decir ‘común unión’, todos unidos, unión común- en esta comunión somos una gran familia, todos nosotros, donde todos los miembros se ayudan y se apoyan mutuamente.
3. Y ahora vengamos a otro aspecto: la comunión de los santos va más allá de la vida terrena, va más allá de la muerte y dura para siempre. Esta unión entre nosotros va más allá y continua en la otra vida. Es una unión espiritual que nace del Bautismo, no se trunca con la muerte, sino que, gracias a que Cristo ha resucitado, está destinada a encontrar su plenitud en la vida eterna. Hay un vínculo profundo e indisoluble entre los que todavía son peregrinos en este mundo, entre nosotros, y los que han cruzado el umbral de la muerte a la eternidad. Todos los bautizados en la tierra, las almas del Purgatorio y todos los beatos que están ya en el Paraíso forman una única gran Familia. Esta comunión entre tierra y cielo se realiza sobre todo en la oración de intercesión.
Queridos amigos, tenemos esta belleza, la memoria de la fe: es una realidad nuestra, de todos, que nos hace hermanos, que nos acompañamos en el camino de la vida, y nos vamos a encontrar de nuevo, allí arriba, en el Cielo. Vayamos por este camino con confianza, con alegría. Un cristiano debe ser alegre, con la alegría de tener a tantos hermanos bautizados que caminan con nosotros, y también con la ayuda de nuestros hermanos y hermanas que hacen este viaje para ir al Cielo, y también con la ayuda de nuestros hermanos y hermanas que están en el Cielo y rezan a Jesús por nosotros. ¡Adelante por este camino, y con alegría!
Reza por Irak
El Obispo de Roma culminó su audiencia general, reiterando su preocupación y cercanía por el sufrimiento de la querida nación iraquí. El Papa Francisco invitó a rezar para que cese la trágica y constante violencia y se impulse la reconciliación y se afiance la paz:
«Al final de la audiencia saludaré a una Delegación de Superintendencias iraquíes, con representantes de los diversos grupos religiosos, que constituyen la riqueza del país, acompañada por el cardenal Tauran, Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Los invito a rezar por la querida nación de iraquí, lamentablemente golpeada cotidianamente por trágicos episodios de violencia, para que pueda encontrar el camino de la reconciliación, la paz, la unidad y la estabilidad».
La Delegación de Superintendencias iraquíes chiíta y sunita, cristiana, yacidita y sabea del Ministerio para los Asuntos Religiosos de la República de Iraq, mencionada por el Papa Francisco ha estado participando en una importante reunión organizada por el Presidente Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Card. Jean-Louis Tauran. Se trata de la primera reunión con estas características y con el fin de emprender una colaboración entre el mismo dicasterio vaticano y las comunidades religiosas iraquíes, y con la perspectiva de instituir un Comité permanente de diálogo.
Un Comunicado del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso destacó que en la reunión, que culmina con el encuentro con el Santo Padre y que comenzó en el Vaticano este martes, se reflexionó sobre la situación actual de las comunidades religiosas en la República de Iraq y del diálogo entre ellas. Se trata de la primera importante reunión que se propone ofrecer una oportunidad para profundizar el entendimiento mutuo y para evaluar las perspectivas de un mayor diálogo.