La enfermedad, la experiencia del dolor y el sufrimiento, no sólo afectan la dimensión del cuerpo, sino al hombre en su totalidad
(RV).El papa criticó hoy las guerras y los conflictos armados que se suceden en todo el mundo, que calificó de «masacres inútiles», y apeló a la paz, pues, dijo, que con ella «nada se pierde».
Francisco intervino durante el encuentro que mantuvo en el Vaticano con los miembros del Comité Pontificio de Ciencias Históricas, al término de la audiencia plenaria organizada por esta institución, para celebrar su 60º aniversario.
En el centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial, el pontífice quiso recordar «las iniciativas diplomáticas que puso en marcha la Santa Sede y la contribución de los católicos y de otros cristianos en el rescate de heridos, refugiados, huérfanos y viudas, que habían perdido a sus seres queridos».
Un papel, señaló el papa Bergoglio, fundamental «en la reconstrucción de un mundo desgarrado, llamado por el papa Benedicto XV ‘masacre inútil’, y aún resuena hoy, tan oportuno como siempre, su apremiante llamamiento: con la paz nada se pierde, con la guerra todo puede ser».
Al mismo tiempo, puso el acento en la labor que desarrolla Comité Pontificio de Ciencias Históricas, un trabajo que contribuye a propiciar el diálogo entre la Iglesia y la sociedad.
«Vuestras investigaciones, marcadas por una verdadera pasión por la Iglesia y el amor sincero por la verdad, pueden ser de gran ayuda para aquellos que tienen la obligación de distinguir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia de hoy», sentenció.
El papa Francisco también se acordó del papa Juan XXIII, que será canonizado el próximo 27 de abril, con una cita del filósofo romano Marco Tulio Cicerón, que aparece en sus tratados «De Oratore» y que fue recuperada por ese pontífice en su discurso de apertura del II Concilio del Vaticano.
La frase («Historia verdadera temporum testículo, Lux Veritatis, memoriae vida, magistra vitae») fue traducida por el papa como «el estudio de la historia es realmente uno de los medios para la búsqueda apasionada la verdad, que siempre invade la mente del hombre».
El papa se despidió de los miembros del comité animándoles «a continuar con entusiasmo en la investigación, siempre al servicio de la verdad». (RD/Agencias)
El Santo Padre recibió esta mañana en el Vaticano a los participantes al Congreso de la Sociedad Italiana de Cirugía Oncológica, patrocinado por la Universidad La Sapienza de Roma y el Hospital de San Andrés. «La verdadera salud es curar a los enfermos integralmente en el cuerpo y en espíritu», dijo el Pontífice. «Solamente Cristo da sentido al escándalo del dolor de los inocentes».
El Santo Padre también ha recibido esta mañana a las 11 y media en la Sala de los Papas del palacio apostólico a los miembros del Pontificio Comité de Ciencias históricas, al final de su Asamblea plenaria donde recordaron el 60 aniversario de esta institución, creada por el venerable Pio XII en 1954.
«El estudio de la historia, -ha dicho el Papa, recordando las palabras de Cicerón pronunciadas por Juan XXIII en el discurso inaugural del Concilio Vaticano II- es uno de los medios para la búsqueda apasionada de la verdad, que siempre impregna el ánimo del hombre».
«En sus estudios y en su enseñanza, ustedes se encuentran frente a las vicisitudes de la Iglesia que camina en el tiempo, con su gloriosa historia de evangelización, de esperanza, de lucha diaria, de la vida dedicada al servicio, de constancia en el trabajo fatigoso, así como también de infidelidades, de abjuraciones, de pecados. Sus investigaciones, marcadas por una verdadera pasión eclesial y por un amor sincero por la verdad, pueden ser de gran ayuda para aquellos que tienen la tarea de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia de hoy».
De hecho, ha recordado el Papa, el Comité de Ciencias Históricas coopera desde hace mucho tiempo con instituciones culturales y centros académicos de muchas naciones. Es por ello, ha dicho, que «en el encuentro y en la colaboración con investigadores de otras culturas y religiones, ustedes pueden ofrecer una contribución específica al diálogo entre la Iglesia y el mundo moderno».
Entre las próximas iniciativas del Comité de Ciencias históricas Francisco ha señalado la conferencia internacional con motivo del centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial. «En ella podrán pasar reseña a las investigaciones más recientes, con especial atención a los esfuerzos diplomáticos de la Santa Sede durante ese trágico conflicto y a la contribución que dieron los católicos y otros cristianos en el auxilio a los heridos, a los refugiados, a los huérfanos y las viudas, en la búsqueda de los desaparecidos, así como en la reconstrucción de un mundo desgarrado por lo que Benedicto XV definió: «la inútil masacre». Aún resuena hoy en día, tan oportunamente como siempre, el apremiante llamamiento: «Con la paz no se pierde nada, todo se pierde con la guerra».
Texto completo del discurso del Papa
Queridos hermanos y hermanas:
les doy la bienvenida a todos ustedes, que participan en el Congreso de la Sociedad Italiana de Cirugía Oncológica, patrocinado por la Universidad La Sapienza de Roma y el Hospital de San Andrés. Recibiéndoles, pienso en todos los hombres y mujeres que ustedes curan y rezo por ellos.
La investigación científica ha multiplicado las posibilidades de prevención y cura, ha descubierto terapias para el tratamiento de muchas enfermedades diferentes. También ustedes trabajan para ello: un compromiso de alto valor, para responder a las expectativas y a las esperanzas de muchos pacientes en todo el mundo
Pero para que se pueda hablar de plena salud, es necesario no perder de vista que la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, es una unidad de cuerpo y espíritu. Estos dos elementos se pueden distinguir, pero no separar, porque la persona es una. Así que incluso la enfermedad, la experiencia del dolor y el sufrimiento, no sólo afectan la dimensión del cuerpo, sino al hombre en su totalidad. De ahí la necesidad de una atención integral que tenga en cuenta toda la persona y que, a la atención médica, vaya también unido el apoyo humano, psicológico y social, la dirección espiritual y el apoyo a los familiares de la paciente. Por lo tanto, es esencial que los agentes de la salud «estén guiados por una visión integralmente humana de la enfermedad y den asimismo un enfoque plenamente humano al paciente que sufre» (Juan Pablo II, Motu Proprio Dolentium hominum, 11 de febrero de 1985).
La comunión fraterna con los enfermos nos abre a la verdadera belleza de la vida humana, que también incluye su fragilidad, para que podamos reconocer la dignidad y el valor de cada ser humano, sea cual sea su condición, desde la concepción hasta la muerte.
Queridos amigos, mañana comienza la Semana Santa, que culmina en el Triduo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Aquí el sufrimiento humano fue asumido hasta el fondo y redimido por Dios. Por Dios-Amor. Sólo Cristo da sentido al escándalo del sufrimiento del dolor de los inocentes. A Él, crucificado y resucitado, también ustedes pueden mirar siempre en el cumplimiento de su trabajo diario. Y al pie de la Cruz de Jesús encontramos también la Madre de los Dolores. Ella es la Madre de toda la humanidad, y siempre está cerca de sus hijos enfermos y enfermos. Si nuestra fe vacila, la suya no. María les sostenga también a ustedes y a su compromiso de investigación y de acción. Gracias.