Francisco decidió mantenerlo con vida: sirve para administrar los ahorros y para enviar dinero a las órdenes y a los institutos religiosos, sirve para pagar los sueldos a los empleados vaticanos
(Valores Religiosos/RD).- Salvo sorpresas de última hora, el francés Jean-Baptiste de Franssu sustituirá a Ernst von Freyberg como presidente del Banco Vaticano. La decisión se tomó durante la última reunión del «G9», en la que también se optó por convertir el IOR en un pequeño banco comercial, que peda administrar los ahorros de órdenes e institutos religiosos, pero pierda su autonomía para las grandes inversiones.
El IOR se convertirá en algo parecido a un pequeño banco comercial. A pesar de que se tomó en cuenta la hipótesis de su clausura, debido a los numerosos episodios turbios que lo han convertido en fuente de contra-testimonio evangélico, a final de cuentas Francisco decidió mantenerlo con vida: sirve para administrar los ahorros y para enviar dinero a las órdenes y a los institutos religiosos, sirve para pagar los sueldos a los empleados vaticanos.
Lo que el Ior, en cambio, debería perder, con la reforma, es la autonomía en la administración de las grandes inversiones. Estas pasarán a la Apsa, que se convertirá en el verdadero «banco central», bajo el control de la Secretaría para la Economía.
El IOR mantendrá su autonomía con respecto al «Ministerio de las Finanzas», creado hace pocos meses y encomendado al cardenal australiano George Pell. Lo demuestra el hecho de que durante las reuniones de la semana pasada entre los cardenales se decidió no abolir la comisión cardenalicia de vigilancia sobre el Instituto (presidida por el cardenal Santos Abril y Castelló, y en la que también está presente Parolin), sino mantenerla con vida, aunque probablemente con una organización y un nombre diferentes.
Si se confirma el rumor de la sustitución del presidente del Instituto y Freyberg deja su puesto a de Franssu, aumentará la influencia del cardenal Pell sobre el «banco», pues el economista francés, miembro de la disuelta Cosea (la Comisión referente que estudió los problemas financieros y administrativos de la Santa Sede) forma parte del consejo para la Economía.
El nuevo rostro del IOR exige un cambio en el personal de la cúpula, explican fuentes vaticanas. Tanto el consejo como la presidencia de von Freyberg (nombrado hace 16 meses para completar el mandato de cinco años de Ettore Gotti Tedeschi) terminan en septiembre. Así, como se acordó con la comisión de vigilancia y con la Secretaría para la Economía, se pidió tanto a los miembros del consejo como al presidente del Instituto que dejaran espontáneamente su mandato, con un par de meses de anticipación.
De esta manera, habrá el tiempo necesario para identificar nuevas figuras profesionales que puedan interpretar el cambio requerido, y con un presidente de tiempo completo.
Y no desaparecerán el proceso de revisión de las cuentas (encomendado a Promontory), la publicación de los balances certificados ni la aplicación de los estándares en contra del lavado de dinero que von Freyberg desplegó con la ayuda de la cúpula vaticana.
Particularmente significativas fueron, el pasado 2 de julio, las palabras que usó el portavoz vaticano, el padre Federico Lombardi: «La contribución del presidente Ernst von Freyberg sigue siendo profundamente apreciada y evaluada positivamente».
Lo que incluso los aliados del abogado alemán admiten es que el presidente del IOR nombrado en febrero de 2013, después del anuncio de la renuncia de Benedicto XVI, no fue capaz de sumergirse completamente en la complejidad ni en la peculiaridad del ambiente curial.