Se esperaba que la visita del pontífice pudiese servir para el acercamiento de las dos Coreas, pero será difícil dada la negativa de las autoridades norcoreanas a la invitación de los organizadores de mandar una representación
(J. Bastante/Agencias).- El Papa Francisco ya viaja camino de Seúl, adonde llegará esta madrugada. En el que será su tercer gran viaje al extranjero, después de su visita a Brasil y el viaje a Tierra Santa, Bergoglio visitará una Iglesia hecha a sí misma, con una presencia creciente de católicos y una sociedad moderna pero dividida. El drama de las dos Coreas, sin duda, marcará este viaje.
Francisco fue despedido en el aeropuerto Leonardo Da Vinci por el presidente italiano, Mateo Renzi. Croacia, Eslovenia, Austria, Eslovaquia, Polonia, Bielorrusia, Rusia, Mongolia y China serán los países donde hará escala, y a los que enviará telegramas al paso por su espacio aéreo. Con el viajarán el secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin y el Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Stanislaw Rylko.
También viajará un empleado del Vaticano, en esta ocasión de la centralita telefónica, ya que Francisco ha decidido premiar así a los trabajadores de la Santa Sede.
Antes, por la mañana, se había dirigido a la Basílica papal de Santa María la Mayor, para encomendarle a la Virgen Salus Populi Romani su peregrinación coreana. El Santo Padre se detuvo unos 20 minutos en silencio orante ante la antigua y venerada imagen mariana y le presentó una sencilla ofrenda floral.
El twitter del Papa pidiendo unirse a él en oración al emprender su Viaje Apostólico a Corea ha encontrado enorme eco en este país. Este miércoles las iglesias han convocado a los fieles a rezar para acompañar al pontífice a lo largo del viaje y en los próximos días durante su permanencia en la península. Incluso en pequeños parques, verdaderos oasis de tranquilidad en la pulsante metrópoli, personas se reúnen en oración.
Seúl, la ciudad que recibirá al Obispo de Roma, se presenta espléndida. En las calles de la ciudad ultramoderna las luces de los rascacielos y los carteles publicitarios se mezclan curiosamente con las fotos del papa, las banderas rojiazules del país y blanco y amarillo del Vaticano.
Por toda la capital coreana un juego de palabras en inglés en un logotipo: «pope/hope, papa/ esperanza, dan la idea de la expectativa que ha creado esta visita. Televisión y radio multiplican en su programación el argumento. Las zonas que serán recorridas por Francisco comienzan a ser puestas bajo control. No se trata de impedir que la gente se acerque al Papa, sino de no causar desorden en el tráfico. Podemos decir, en el espíritu del Papa, Francisco viene a visitar pero no quiere «incomodar».
De hecho la ciudad toda recibe cordialmente al Papa. La precisión asiática se confirma al igual que el espíritu de competitividad. Corea quiere mostrar al mundo la capacidad de organizar un evento único, sin duda histórico. En estas horas, mientras el Papa surca los cielos de medio mundo con el mundo observándolo, podemos constatar desde Seúl la fuerza de su voz. Desde aquí, Francisco repetirá renovado su llamamiento a ancianos y jóvenes a no dejarse robar la esperanza.
El papa llegará a Seúl el 14 agosto y tras celebrar una misa en la nunciatura de la capital coreana, donde se alojará, se trasladará a la sede de la presidencia para reunirse con las autoridades y con la presidenta surcoreana, Park Geun-hye.
Esa misma tarde, Francisco celebrará una reunión con los obispos coreanos en la sede de la Conferencia Episcopal.
El viernes, 15 de agosto, viajará en helicóptero hasta la ciudad de Daejeon, donde celebrará la misa de inicio de la Jornada de la Juventud en el estadio que fue escenario del Mundial de Fútbol en 2001 y posteriormente se trasladará al santuario de Solmoe, donde se reunirá con jóvenes procedentes de 23 países asiáticos.
El Vaticano informó de que serán cerca de 6.000 los jóvenes presentes, 2.000 de ellos procedentes de otros países asiáticos.
A los asistentes, el Papa se dirigirá en inglés y en este idioma hablará en otras tres ocasiones, mientras que el resto de los discursos serán en italiano.
Francisco, que visita el país asiático después de Juan Pablo II, que lo hizo en 1984 y 1989, acudirá el sábado, 16 de agosto, a Gwanghwamun para la beatificación de Paul Yun Ji-Chung y otros 123 mártires, asesinados por su fe en 1791 con la llegada del cristianismo a Corea.
El Papa destacará entonces como en este país, en el que los católicos son el 10 por ciento de la población, se vive una Iglesia dinámica con cien mil bautizos de adultos cada año.
Ese mismo día visitará un centro de recuperación de discapacitados, la Casa de la Esperanza, en Kkottongnae, y en esta misma localidad se reunirá con comunidades de religiosas y miembros del apostolado laico.
El domingo, Jorge Bergoglio llegará a Haemi, donde en el santuario de esta localidad verá a los obispos de Asia y después en el Castillo oficiará la misa que cerrará la Jornada de la Juventud asiática.
El Papa dedicará el lunes 18 de agosto a la celebración de la misa para «la paz y la reconciliación», como la ha denominado el Vaticano, en la catedral de Myeong-dong en Seúl, para después regresar a Roma.
Se esperaba que la visita del pontífice pudiese servir para el acercamiento de las dos Coreas, pero será difícil dada la negativa de las autoridades norcoreanas a la invitación de los organizadores de mandar una representación de los católicos presentes en su país.