Os digo también a vosotros lo que digo a todos: tened siempre a mano un pequeño Evangelio, para leerlo apenas tengáis un momento de tranquilidad
(VIS).- »Nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos». En la historia de la Iglesia, muchos hombres y mujeres han aceptado la llamada de este gran amor. Los Guardias Suizos que lucharon durante el saqueo de Roma y dieron su vida por la defensa de la Papa, siguieron esta llamada. Y responder con dedicación a esta llamada significa seguir a Cristo», ha dicho el Santo Padre recibiendo esta mañana a los nuevos reclutas de la Guardia Suiza Pontificia que jurarán bandera pasado mañana, 6 de mayo.
»En los Ejercicios Espirituales San Ignacio de Loyola, que en su juventud había sido un soldado -relató Francisco- habla de la »llamada del Rey», es decir de Cristo, que quiere construir su reino y elige a sus colaboradores. El Señor quiere construir su Reino con la ayuda de los hombres. Y necesita personas decididas y valientes…Al mismo tiempo, Ignacio compara el mundo a dos campamentos militares, uno con el estandarte de Cristo y el otro con el estandarte de Satanás. Sólo hay estos dos campos. Para el cristiano, la elección está clara: sigue el estandarte de Cristo».
»Cristo es el verdadero Rey. Él va adelante, y sus amigos lo siguen. Un soldado de Cristo participa en la vida de su Señor. Esta es también vuestra llamada: asumir las preocupaciones de Cristo, ser sus compañeros -subrayó el Pontífice- Así aprendéis día a día a »sentir» con Cristo y con la Iglesia. Un Guardia Suizo es una persona que verdaderamente quiere seguir al Señor Jesús y que ama especialmente a la Iglesia; es un cristiano con una fe genuina. Todo esto, queridos jóvenes, como todos los cristianos, lo podéis vivir gracias a los sacramentos de la Iglesia, con la participación asidua en la misa y la confesión frecuente. Podéis vivirlo leyendo todos los días el Evangelio. Os digo también a vosotros lo que digo a todos: tened siempre a mano un pequeño Evangelio, para leerlo apenas tengáis un momento de tranquilidad. También os ayuda vuestra oración personal, especialmente el Rosario, durante las »guardias de honor.» Y os ayuda el servicio a los pobres, a los enfermos, a los que necesitan una palabra buena».
El Papa recordó que cuando los Guardias Suizos encuentran a la gente, a los peregrinos, les transmiten »con su amabilidad y competencia este «gran amor» que viene de la amistad con Cristo. De hecho -exclamó- vosotros, los Guardias Suizos sois ¡un «cartel» de la Santa Sede! Os doy las gracias y os aliento a seguir siendo así».
»Sé que vuestro servicio es arduo- concluyó- . Cuando hay tareas adicionales, siempre podemos contar con la Guardia Suiza. Os doy las gracias con afecto y os expreso mi gran aprecio por todo lo que hacéis por la Iglesia y por mí, como Sucesor de Pedro».