Y vosotros, jóvenes, pensad si el Señor no es llama a consagrar la vida a su servicio en el sacerdocio o en la vida consagrada
(José M. Vidal).- Regina Coeli del Papa en San Pedro tras la «triste» visita a los refugiados de la isla-prisión de Lesbos. El Papa confiesa: «¡He visto tanto dolor!». Y cuenta el caso del marido musulmán de una mujer cristiana degollada por los terroristas por no renegar de su fe: «Es una mártir». También recuerda y reza por las víctimas de los terremotos de Ecuador y de Japón.
«Nadie puede llamarse seguidor de Jesús, si no escucha su voz» subrayó el Pontífice en su catequesis y explicó que la imagen del pastor indica la estrecha relación que Jesús quiere establecer con cada uno de nosotros porque Él es nuestro guía y salvador, así como nuestra vida es plenamente segura en las manos de Jesús y del Padre, que son una sola cosa, rebelados para siempre en el sacrificio de la cruz.»
Un misterio que se renueva siempre en la Eucaristía – afirmó – de la cual las ovejas se nutren y donde se vuelven una sola cosa entre ellas y con el Buen Pastor.
«¡Nadie podrá arrancarnos de las manos de Jesús, porque nada ni nadie puede vencer su amor!» aseguró Francisco, y finalmente pidió que la Virgen que ha escuchado y seguido la voz de Jesús, «nos ayude a recibir con alegría la invitación de Jesús a transformarnos en sus discípulos, y a vivir siempre en la certeza de ser en las manos paternas de Dios».
Texto completo de las palabras del Papa antes de la oración del Regina Coeli
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy (Jn 10,27-30) nos ofrece algunas expresiones pronunciadas por Jesús durante la fiesta de la dedicación del templo de Jerusalén, que se celebraba al final de diciembre. Él se encuentra precisamente en la zona del templo, y quizás aquel espacio sagrado cercado le sugiere la imagen del rebaño del pastor. Jesús se presenta como el Buen Pastor y dice: «Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos» (v. 27-28). Estas palabras nos ayudan a comprender que nadie puede llamarse seguidor de Jesús, si no escucha su voz. Y este ‘escuchar’ no debe ser entendido en manera superficial, sino cautivante, al punto de hacer posible un verdadero conocimiento reciproco, del cual puede nacer una serie generosa, expresada en las palabras «y ellas me siguen» (v. 27). ¡Se trata de una escucha no sólo del oído sino de una escucha del corazón!
Por lo tanto, la imagen del pastor y de las ovejas indica la estrecha relación que Jesús quiere establecer con cada uno de nosotros. Él es nuestra guía, nuestro maestro, nuestro amigo, nuestro modelo, pero sobre todo, es nuestro Salvador. En efecto, la frase siguiente del pasaje evangélico afirma: «Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos» (v. 28). ¿Quién puede hablar así? Solamente Jesús, porque la ‘mano’ de Jesús es una sola cosa con la ‘mano’ del Padre y el Padre es «superior a todos» (v. 29).
Estas palabras nos comunican un sentido de absoluta seguridad y de inmensa ternura. Nuestra vida es plenamente segura en las manos de Jesús y del Padre, que son una sola cosa: un único amor, una única misericordia, rebelados para siempre en el sacrificio de la cruz. Para salvar las ovejas perdidas que somos todos nosotros, el Pastor se hizo cordero y se dejó inmolar para tomas sobre él y sacar el pecado del mundo. ¡En este modo Él nos ha donado la vida, pero la vida en abundancia! (cfr Jn 10,10). Este misterio se renueva, en una humildad siempre sorprendente, en la Eucaristía. Es allí que las ovejas se reúnen para nutrirse, es allí que se hace una sola cosa, entre ellos y con el Buen Pastor.
Por esto no tenemos más miedo: nuestra vida está ya salvada de la perdición. Nada y nadie podrá arrancarnos de las manos de Jesús, porque nada y nadie puede vencer su amor. ¡El amor de Jesús es invencible! El maligno, el gran enemigo de Dios y de sus criaturas, prueba arrancarnos la vida eterna en muchos modos. Pero el maligno no puede nada si no somos nosotros a abrirle las puertas de nuestra alma, siguiendo sus adulaciones engañadoras.
La Virgen María ha escuchado y seguido dócilmente la voz del Buen Pastor. Que ella nos ayude a recibir con alegría la invitación de Jesús a transformarnos en sus discípulos, y a vivir siempre en la certeza de ser en las manos paternas de Dios.
Algunas palabras de los saludos del Papa tras el Regina Coeli
«He llevado la solidaridad de la Iglesia a los prófugos y al pueblo griego»
«Estaban conmigo el Patriarca Bartolomé y el arzobispo de Atenas, para significar la unidad en la caridad»
«Visitamos uno de los campos de refugiados»
«Saludamos alrededor de 300 refugiados, uno a uno»
«Muchos de ellos eran niños»
«Algunos asistieron a la muerte de sus padres. Algunos ahogados en el mar»
«He visto tanto dolor»
«Quiero contar un caso: Un joven de menos de 40 años. Lo encontré ayer con sus dos hijos. Es musulmán y me contó que estaba casado con una mujer cristiana. Se amaban y se respetaban. Pero su mujer fue degollada por los terroristas porque no quiso negar a Cristo y abandonar su fe. Es una mártir. Y aquel hombre lloraba tanto…»
«Esta noche, un violento terremoto ha golpeado Ecuador, causansuadno víctimas y daños. Recemos por su población y por la de Jaón, donde también hubo terremotos…Que Dios les de fuerza»
«Jornada mundial de oración por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada»
«Ordené esta mañana 11 nuevos sacerdotes»
«Invito a todos los sacerdotes a participar en su Jubileo en los primeros tres días de junio»
«Y vosotros, jóvenes, pensad si el Señor no es llama a consagrar la vida a su servicio en el sacerdocio o en la vida consagrada»
«Saludo, especialmente, a los fieles de Madrid, Sao Paulo y Varsovia…»
«Cercano a tantas familias preocupadas por el problema del paro»
«Que prevalezca siempre la dignidad de la persona humana y no los intereses particulares»