El Santo Padre llama a todo por su nombre. No le preocupan las consecuencias políticas. Se interesa por la gente y su sufrimiento
(C. Doody).- «La gente percibe claramente que las palabras y gestos del Papa son verdaderos y sinceros. Ésa es su mayor fortaleza». El «ministro de Exteriores» del Vaticano, Paul Gallagher, ha dado un fuerte respaldazo al Papa Francisco, subrayando que el empeño del pontífice en el diálogo ya ha dado importantes frutos a nivel diplomático, socio-cultural y interreligioso.
«Creo que el Santo Padre, mediante sus muchos gestos valientes, nos ha mostrado sin lugar a dudas que el diálogo no es solo necesario y productivo, sino que también ¡es posible!». El Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede ha concedido una entrevista al National Catholic Register, en la que ha dado un muy positivo balance de la estrategia de diálogo que el Papa ha mantenido en la política exterior -e interior- de la Iglesia.
A las crisis bélica, económica, social y migratoria que se viven en el mundo actual, el Papa ha ofrecido, una y otra vez, esa misma respuesta. Tan recientemente como su discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede el pasado día 9. Ocasión en la que reclamó que en Europa y en otros contextos donde se experimenta tensiones «la disponibilidad al diálogo es la única manera de garantizar la seguridad y el desarrollo».
Según Gallagher, «Francisco subrayó el papel positivo de la religión en la sociedad y la contribución de obras religiosas a la búsqueda del bien común a través de la educación y la asistencia social». En manos de este Papa, añade, estas herramientas del diálogo y el acuerdo se vuelven especialmente poderosas. Y eso por su «claridad de juicio», por su empatía con las personas y por sus experiencias personales. «El Santo Padre llama a todo por su nombre. No le preocupan las consecuencias políticas. Se interesa por la gente y su sufrimiento», dice el diplomático.
Y ¿cuáles han sido los frutos de la estrategia? ¿Han sido reivindicados el juicio, empatía y testimonio personal del Papa? Sin ninguna duda, responde Gallagher. Las pruebas son las cada vez más numerosas y productivas relaciones diplomáticas que la Santa Sede mantiene. «Es un diálogo continúo y mayormente positivo, que es muy útil para profundizar en el conocimiento mutuo, el entendimiento y la confianza», opina.
Incluso en las relaciones del Vaticano con Ucrania o con China -situaciones en las que se le ha acusado al Papa de hacer demasiadas concesiones a los dos regímenes- Gallagher respalda al Papa incondicionalmente.
«No se trata de pragmatismo vs. la defensa de un ideal», recuerda. «El Santo Padre busca el diálogo a todos los niveles, pero eso no significa que para mantener el diálogo esté dispuesto a renunciar a la verdad, al bien de la gente o de la Iglesia».