Por supuesto, estamos sujetos al Vaticano en cuanto a las cuestiones morales y religiosas
(C.D.).- Fue el cardenal Burke quien violó la soberanía de la Orden de Malta al ser quien exigió la dimisión de su ya restituido Gran Canciller. Esa es la revelación que ha hecho el Lugarteniente Interino de la Orden, Ludwig Hoffmann von Rumerstein, quien además ha confirmado que la reforma de la congregación impulsada por el Vaticano pasará por modernizarla y por minimizar sus vínculos con la nobleza.
Tal y como recoge Crux, en conversación con el periódico austriaco Der Standard Hoffmann von Rumerstein se convirtió en el primer miembro de la Orden de Malta en confirmar públicamente que en realidad fue Burke, el cardenal patrono, quien pidió a Albrecht Freiherr von Boeselager que diera un paso atrás como número tres de la congregación. Ese decir, no fue el ex-Gran Maestre, Matthew Festing -tal y como fuentes de la Orden habían venido alegando hasta aquí- quien provocó la inédita crisis que solo se ha parado gracias a la intervención del Papa Francisco.
«La conversación tuvo lugar de una forma normal», desveló Hoffmann von Rumerstein acerca de la reunión del pasado 6 de diciembre que lo desencadenó todo. «Boeselager dijo que no a la llamada de Burke de que dimitiera. Y yo seguí al cardenal a su coche».
Preguntado por la reacción del purpurado tras la negativa de Boeselager, el noble austriaco afirmó: «Meneó la cabeza. Podría decirse que estaba disgustado. Hubiera esperado que Boeselager se retirara».
La importancia de esta declaración del líder interino de la cofradía de que la causa de todo el escándalo de los últimos meses «fue en realidad una conversación entre el cardenal Burke y Boeselager» no puede sobreestimarse. Arrasa con la defensa montada por los elementos reaccionarios de la Orden, capitaneados por el purpurado ultra, de que la decisión del Papa Francisco de nombrar a un grupo que investigase a la Orden representaría una violación de su soberanía.
Según sostiene Hoffmann von Rumerstein, ya que los miembros del Consejo Soberano los elige el Consejo mismo, solo pueden ser destituidos por este mismo organismo, y no por intervención del cardenal patrono, el equivalente de un «embajador» de la Santa Sede ante la Orden.
Burke no solo habría quebrantado la constitución de la Orden, por tanto, al exigir a Boeselager que dimitiera: habría también infringido, como representante del Vaticano, la independencia de otro sujeto de derecho internacional. Y eso retorciendo las instrucciones del pontífice, quien expresó en reiteradas ocasiones que quería que la controversia se resolviera con diálogo, y no con dimisiones.
«Los miembros del Capítulo General nos eligieron», explicó Hoffmann von Rumerstein en ese sentido. «Hay dudas de que el cardenal patrono pueda decir: ‘Tiene que dimitir’. Habría que ir al Capítulo General».
Y por si quedara alguna duda ya a estas alturas acerca de la relación que impulsará la nueva cúpula de la Orden con el Vaticano, el Lugarteniente Interino subrayó que en la Orden de Malta «estamos subordinados a la Iglesia católica». «Somos una orden religiosa laica. Por los miembros profesos, se nos reconoce como una orden plena, tal y como otras muchas órdenes en la Iglesia. Y, por supuesto, estamos sujetos al Vaticano en cuanto a las cuestiones morales y religiosas», zanjó Hoffmann von Rumerstein.
Por último, y acerca del trabajo que realizará el recién nombrado Delegado Pontificio en la Orden, Angelo Becciu, Hoffmann von Rumerstein explicó en esta entrevista que éste ha sido nombrado «para ayudar con la reforma de nuestra orden religiosa, especialmente con la adaptación a los tiempos modernos».
Dos elementos claves de dicha reforma, según reveló, serán la introducción de una edad de jubilación para los Gran Maestres -actualmente elegidos de por vida- y la abolición del requerimiento de que el Gran Maestre pertenece a una familia noble cuyos orígenes se remontan al menos a hace 150 años.
El Consejo Pleno de Estado de la Orden de Malta se reunirá el próximo 29 de abril en la Villa Magistral de Roma para elegir el sucesor a Matthew Festing, el Gran Maestre que dimitió hace unas semanas por su papel en el escándalo de la dimisión de Boeselager. Y eso, quizás, sin la intromisión del cardenal Burke, quien se encuentra actualmente en la isla pacífica de Guam, para presidir un juicio canónico a un presunto arzobispo pederasta.