Aliento a todos hacer que crezca una cultura de la misericordia, basada en el redescubrimiento del encuentro con los demá
(J. Bastante/Télam).- El Papa Francisco reclamó «construir puentes entre las personas y los pueblos», en mitad de «un mundo en el que se alzan todavía tantos muros por miedo a los otros«.
Durante su encuentro con la Delegación Católica para la Cooperación del Episcopado alemán, Bergolio defendió «recorrer el camino de la fraternidad» frente a la miseria, «operando por un mundo más justo y fraterno».
«A través de sus iniciativas, sus proyectos y sus acciones hacen visible una iglesia pobre y para los pobres, una Iglesia en salida que se hace vecina a las personas en estado de sufrimiento, de precariedad, de marginación y de exclusión», agregó Francisco en línea con los principios rectores que expresó en su Exhortación Apostólica de 2013, Evangelii Gaudium.
«La palabra «solidaridad» está un poco desgastada y a veces se la interpreta mal, pero es mucho más que algunos actos esporádicos de generosidad. Supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos», reiteró el Obispo de Roma.
«Aliento a todos hacer que crezca una cultura de la misericordia, basada en el redescubrimiento del encuentro con los demás», pidió el Papa. Una cultura «en la que ninguno mire al otro con indiferencia ni aparte la mirada cuando vea el sufrimiento de los hermanos».
«No tengan miedo», clamó Francisco. «Mediante sus iniciativas, proyectos y acciones, ustedes hacen visible una Iglesia pobre con y para los pobres, una Iglesia en salida que se hace próxima a las personas que sufren, a los que viven en estado de precariedad, de marginación, de exclusión».
«Los aliento a estar al servicio de una Iglesia que permite que cada uno pueda reconocer la sorprendente proximidad de Dios, su ternura y su amor y acoger la fortaleza que Él nos da en Jesucristo, su Palabra viva, para que empleemos nuestros talentos en vista del bien de todos y de la salvaguarda de nuestra casa común», concluyó Bergoglio.