Fundado en Verona, al norte de Italia, el Instituto Provolo tiene sedes también en La Plata y Mendoza, donde al igual que en su sede original en los últimos meses se radicaron denuncias por presunto abuso sexual por parte de sacerdotes a menores.
(J. Bastante/Agencias).- Francisco ha aprobado las «virtudes heroicas» del médico Pedro Herrero Rubio y de la religiosa María de las Mercedes Cabezas Terrero, según ha informado la oficina de prensa de la Santa Sede. Es el paso previo a la beatificación de estos dos españoles, a quienes el Papa ha reconocido por su trabajo con enfermos y desfavorecidos.
Pedro Herrero Rubio nació en Alicante el 29 de abril de 1904. Dedicó toda su vida a la medicina, especialmente a la transformación de la Pediatría. Al mismo tiempo, se preocupó por las personas más necesitadas a las que trataba desinteresadamente, facilitándoles medicinas.
Por su parte, María de las Mercedes Cabezas Terrero nació el 19 de diciembre de 1911 en un pueblo de Salamanca pero se trasladó a Santander donde fundó el Instituto Religioso de las Operarias Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, dedicado a los más pobres. Murió el 30 de septiembre de 1993.
Junto a ellos, la Congregación de las Causas de los Santos del Vaticano ha reconocido como venerable a Antonio Provolo, sacerdote diocesano, fundador de la Sociedad de María para la Educación de los Sordomudos y de la Congregación de María para la Educación de los Sordomudos, nacido el 17 de febrero de 1801 y muerto el 4 de noviembre de 1842.
Fundado en Verona, al norte de Italia, el Instituto Provolo tiene sedes también en La Plata y Mendoza, donde al igual que en su sede original en los últimos meses se radicaron denuncias por presunto abuso sexual por parte de sacerdotes a menores.
A su vez, el Papa aprobó las virtudes del mexicano Antonio Repiso Martínez de Orbe, fundador de la Congregación de Hermanas del Divino Pastor; y del peruano Octavio Ortiz Arrieta, salesiano, quien como obispo de Chachapoyas organizó misiones y ejercicios espirituales para laicos y sacerdotes de todos los centros de la diócesis a comienzos del siglo XX.