La misericordia abre la puerta de la mente, para comprender mejor el misterio de Dios y de nuestra existencia personal
(José M. Vidal).- Regina coeli del Papa desde la ventana del palacio pontificio. Día radiante en Roma y Plaza repleta de peregrinos. En el domingo ‘in albis’ y en la fiesta de la Divina Misericordia, creada por Juan Pablo II, el Papa Francisco, que la convirtió en el centro de su pontificado, reitera que la misericordia «calienta el corazón» y nos invita a ser «instrumentos de justicia», para no caer en «la violencia, el rencor o la venganza».
Algunas frases de la catequesis del Papa
«Sabemos que todos los domingos hacemos memoria de la Resurrección»
«Este domingo se llamaba domenica in albis»
«Para reclamar el rito que cumplían los que habían recibido el bautismo en la víspera de Pascua»
«A los bautizados se les impone un pequeño vestido blanco»
«El domingo para quitarse el vestido blanco»
«En el Jubileo del 2.000, Juan Pablo II estableció que este domingo fuese dedicado a la Divina Misericordia»
«Fue el Espíritu Santo el que le inspiró esto»
«La misericordia se presenta como perdón de los pecados»
«Llevar a todos el anuncio concreto del perdón»
«Ésta es nuestra primera obligación: anunciar el perdón»
«La misericordia, a la luz de Pascua, se deja percebir como una auténtica forma de conocimiento»
«Sabemos que se conoce a través de muchas formas: sentidos, intuición, razón…Se puede conocer a través de la experiencia de la misericordia»
«La misericordia abre la puerta de la mente, para comprender mejor el misterio de Dios y de nuestra existencia personal»
«Nos hace entender que la violencia, el rencor y la venganza no tienen sentido y la primera víctima es la que vive de estos sentimientos»
«La misericordia abre las puertas del corazón y expresa la cercanía a los necesitados»
«Favorece el reconocimiento de los que necesitan consuelo»
«La misericordia calienta el corazón y lo hace sensible a las necesidades del hermano»
«Nos invita a todos a ser instrumentos de justicia, de reconciliación y de paz»
«Es la piedra angular de la vida de la fe y la forma concreta con la que damos visibilidad a la Resurrección»
Palabras del Papa después del regina coeli
«Ayer, en oviedo, fue proclamado beato el sacerdote Luis Antonio Ormieres, que vivió en el siglo XIX…al servicio de la educación y fundó la congregación de las hermanas del Ángel custodio…»
Saluda a los peregrinos polacos y a los devotos de la Divina Misericordia.
Da las gracias a los mensajes de felicitación recibidos por Pascua.
Texto completo de la catequesis del Papa
«Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!
Sabemos que cada domingo hacemos memoria de la resurrección del Señor Jesús, pero en este periodo después de la Pascua, el domingo se reviste de un significado aún más iluminante. En la tradición de la Iglesia, este domingo, el primero después de la Pascua, se denominaba ‘in albis’. ¿Qué significa esto? Esta expresión se proponía evocar el rito que cumplían cuantos habían recibido el bautismo en la Vigilia de Pascua. A cada uno de ellos se les entregaba una túnica blanca – ‘alba’ – ‘blanca’, para indicar la nueva dignidad de los hijos de Dios. Aún hoy se sigue haciendo, a los recién nacidos se les ofrece una pequeña túnica simbólica, al tiempo que los adultos visten una verdadera, como vimos en la Vigilia Pascual. Y aquella túnica blanca, en el pasado, se llevaba puesta durante una semana, hasta este domingo y de ello deriva el nombre ‘in albis deponendis’, que significa el domingo en el que se quita la túnica blanca. Y así, cuando se quitaban la túnica blanca, los neófitos comenzaban una vida nueva en Cristo y en la Iglesia.
Hay otra cosa. En el Jubileo del año 2000, San Juan Pablo II estableció que este domingo se dedicara a la Divina Misericordia. ¡Es verdad, fue una bella intuición: fue el Espíritu Santo el que lo inspiró en esto! Desde hace pocos meses hemos concluido el Jubileo extraordinario de la Misericordia y este domingo nos invita a retomar con fuerza la gracia que proviene de la misericordia de Dios. El Evangelio de hoy es la narración de la aparición de Cristo resucitado a los discípulos reunidos en el cenáculo (cfr Jn 20, 19-31).
Escribe San Juan que Jesús, después de haber saludado a sus discípulos, les dijo: «Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes». Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen» ( 21- 23). He aquí el sentido de la misericordia que se presenta justo el día de la resurrección de Jesús como perdón de los pecados. Jesús Resucitado ha transmitido a su Iglesia, como primera tarea, su misma misión de llevar a todos el anuncio concreto del perdón. Ésta es la primera tarea: anunciar el perdón. Este signo visible de su misericordia lleva consigo la paz del corazón y la alegría del encuentro renovado con el Señor.
La misericordia en la luz de la Pascua se deja percibir como una verdadera forma de conocimiento. Y esto es importante: la misericordia es una verdadera forma de conocimiento. Sabemos que se conoce a través de tantas formas. Se conoce a través de los sentidos, se conoce a través de la intuición, la razón y otras más. Pues bien, ¡se puede conocer también a través de la experiencia de la misericordia. Porque la misericordia abre la puerta de la mente para comprender mejor el misterio de Dios y de nuestra existencia personal.
La misericordia nos hace comprender que la violencia, el rencor, la venganza no tienen sentido alguno y que la primera víctima es la que vive con estos sentimientos, porque se priva de su propia dignidad. La misericordia abre también la puerta del corazón y permite expresar cercanía, sobre todo a cuantos están solos y marginados, porque los hace sentir hermanos e hijos de un solo Padre. Ella favorece el reconocimiento de cuantos tienen necesidad de consolación y hace encontrar palabras adecuadas para dar conforto.
Hermanos y hermanas, la misericordia calienta el corazón y lo vuelve sensible a las necesidades de los hermanos con el compartir y la participación. La misericordia, en resumen, nos compromete a todos a ser instrumentos de justicia, de reconciliación y de paz. Nunca olvidemos que la misericordia es la clave en la vida de fe y la forma concreta con la que damos visibilidad a la resurrección de Jesús.
Que María, Madre de la Misericordia, nos ayude a creer y a vivir con alegría todo esto»