Somos miembros de la Iglesia católica: debemos nuestra total lealtad al Santo Padre
(Cameron Doody).- Mauro Bertero Gutiérrez, miembro del Consejo de Gobierno de la Orden de Malta y el encargado de la reforma institucional de la misma, no se disculpa por el presunto escándalo del reparto de condones que tanto revuelo causó en la cofradía a principios de este año. «Hay una diferencia moralmente importante» entre lo que habría estado haciendo la Orden en países del tercer mundo y lo prohibido por la Iglesia, defiende, «y yo creo que esto lo entendió el Santo Padre y lo entendió la comunidad mundial».
Bertero se ha sentado con el CNS para reflexionar sobre los primeros meses de 2017 que trajeron no solo la destitución y posterior reinstitución del Gran Canciller de la Orden, Albrecht Freiherr von Boeselager, sino también el reemplazo de su ex-Gran Maestre, Matthew Festing, por el Lugarteniente Giacomo dalla Torre, y el subsiguiente aislamiento del aliado clave de Festing, el cardenal Raymond Burke.
Estos meses, afirma Bertero, «fueron en verdad tiempos difíciles», pero ahora, con la ayuda del delegado pontificio a la Orden, Angelo Becciu, con la crisis se ha presentado la oportunidad de «poner al día nuestras normas al reafirmar nuestra identidad».
«Nuestra reforma propone principalmente reafirmar la misión que hemos tenido durante los últimos 900 años», explica Bertero. «Cuando decimos misión, se trata de una manera de avanzar sin olvidar que muchas veces, para avanzar, hay que tener la voluntad de mirar hacia atrás», a la fuente del compromiso espiritual de la Orden con los enfermos y los pobres.
En cuanto a las alegaciones contra von Boeselager que fueron usadas por Festing y Burke para justificar su fulminación como Gran Canciller, en contra de la voluntad expresa del Papa Francisco -en concreto, que el brazo humanitario de la Orden, bajo von Boeselager, estaba repartiendo preservativos en países del tercer mundo- Bertero defiende que la actual cúpula de la Orden tiene «una percepción diferente de lo que ocurrió». Y también, que en ningún momento la Orden violó la doctrina de la Iglesia.
«Es diferente en el contexto de un esfuerzo humanitario para proteger a mujeres que estaban siendo violadas por soldados de una guerra civil que ir distribuyendo condones en las discotecas en Río de Janeiro en época de carnavales», explica Bertero sobre el escándalo que le costó a von Boeselager su puesto temporalmente. «Hay una diferencia y percepción moralmente importante», profundiza el caballero, «y yo creo que esto lo entendió el Santo Padre y lo entendió la comunidad mundial». Si bien es cierto que, según Bertero, la Orden «ha aprendido» del episodio, y ahora recurre más a menudo a consejos de bioéticos para evaluar las cuestiones morales que surgen sobre el terreno en el que realiza sus labores humanitarias.
Y en cuanto, por último, a la fidelidad de la Orden de Malta al Papa Francisco -algo que se puso en entredicho con las oscuras maquinaciones de Festing y Burke- Bertero afirma rotundamente que los caballeros «somos miembros de la Iglesia católica: debemos nuestra total lealtad al Santo Padre». No quiere decir eso, no obstante, que la Orden haya perdido su independencia, ya que «somos la soberana Orden de Malta, como lo hemos sido y lo seremos» en el futuro.
«¿Qué diría el Señor? ¿Qué haría el Señor? Eso es lo que hacemos en la Orden de Malta», sentencia el caballero Bertero. «Escuchamos al corazón y actuamos de acuerdo con las doctrinas de la Iglesia católica y la responsabilidad moral que tenemos como seres humanos».