"Hacen aprisionar", mientras que "el amor de Dios nos deja libres"

El Papa condena la «incoherencia despiadada» de los que se niegan a perdonar las deudas de otros

"Desde nuestro Bautismo, Dios nos ha perdonado, condonándonos una deuda insoluble: el pecado original"

El Papa condena la "incoherencia despiadada" de los que se niegan a perdonar las deudas de otros
Papa en ventana

El Padre Celestial está lleno de amor y quiere ofrecérnoslo, pero no puede hacerlo si cerramos nuestro corazón al amor por los demás

(Cameron Doody).- Víctimas de una «incoherencia despiadada». Como el siervo en el Evangelio de este domingo, así son todos los que se niegan a perdonar las deudas de otros, según ha denunciado el Papa Francisco hoy en su catequesis previa al rezo del ángelus. Y eso porque «Dios nos perdona todas las culpas tan pronto como mostramos sólo un pequeño signo de arrepentimiento», y espera que hagamos lo mismo, «siempre», con todos los que nos hayan ofendido.

Algunas frases de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El pasaje del Evangelio de este domingo nos da una enseñanza sobre el perdón, que no niega el agravio sufrido, sino que reconoce que el ser humano, creado a imagen de Dios, es siempre más grande que el mal que comete

A Pedro le parece lo máximo perdonar siete veces a una misma persona; y tal vez a nosotros ya nos parece mucho hacerlo dos veces

Pero Jesús responde: «No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces»: es decir, siempre

Y confirma esto narrando la parábola del rey misericordioso y el siervo despiadado, en la cual muestra la incoherencia de aquel que fue perdonado antes y que luego se niega a perdonar

El rey de la parábola es un hombre generoso que, tomado por la compasión, condona una deuda enorme -«diez mil talentos»- a un siervo que le suplica

Pero ese mismo siervo, tan pronto como se encuentra con otro siervo que le debía cien denarios -es decir, mucho menos-, actúa sin piedad, haciéndolo aprisionar

La actitud incoherente de este siervo es también la nuestra cuando rechazamos el perdón a nuestros hermanos

El rey de la parábola es la imagen de Dios que nos ama de un amor tan rico de misericordia de acogernos, amarnos y perdonarnos continuamente


Desde nuestro Bautismo, Dios nos ha perdonado, condonándonos una deuda insoluble: el pecado original

Luego, con una misericordia sin límites, Él nos perdona todas las culpas tan pronto como mostramos sólo un pequeño signo de arrepentimiento

Cuando tenemos la tentación de cerrar el corazón a quien nos ha ofendido y nos pide perdón, recordemos las palabras del Padre celestial al siervo despiadado: «Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?»

Quien sea que haya experimentado la alegría, la paz y la libertad interior que viene del ser perdonado puede abrirse a la posibilidad de perdonar a su vez

El perdón de Dios es el signo de su abrumador amor por cada uno de nosotros

Es el amor que nos deja libres de alejarnos, como el hijo pródigo, pero que espera nuestro regreso todos los días

Es el amor emprendedor del pastor por la oveja perdida

Es la ternura que recibe a cada pecador que llama a su puerta

El Padre Celestial está lleno de amor y quiere ofrecérnoslo, pero no puede hacerlo si cerramos nuestro corazón al amor por los demás


Frases de su saludo tras el rezo del ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Saludo con afecto a todos ustedes, romanos y peregrinos provenientes de diferentes países: familias, grupos parroquiales, asociaciones

Saludo a los fieles de La Plata (Argentina), a los oficiales de la Escuela Militar de Colombia y a los catequistas de Rho

Saludo también a los participantes en la carrera de Via Pacis, que ha pasado por lugares de culto de las diversas confesiones religiosas presentes en Roma

Deseo que esta iniciativa cultural y deportiva pueda fomentar el diálogo, la convivencia y la paz

Un saludo a los numerosos jóvenes que vinieron de Loreto, acompañados por los frailes franciscanos capuchinos.

Les deseo a todos un buen domingo. Y por favor, no se olviden de rezar por mí.

¡Buen almuerzo y hasta pronto!

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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