Con esta actitud de que todos sean iguales y borrar las diferencias cometen el pecado malísimo de la blasfemia contra Dios creador
(J. Bastante/RV).- El Papa Francisco denunció cómo las «colonizaciones ideológicas y culturales sólo ven el presente, reniegan del pasado y no ven el futuro«. Durante su homilía en Santa Marta, recalcó cómo «una persecución nacida a partir de una colonización ideológica y siempre va adelante así: destruye, hace todo igual, no es capaz de tolerar las diferencias».
«Es necesario discernir las novedades», añadió el Santo Padre, quien lamentó cómo «antes sí era pecado, no se podía matar a los niños; pero hoy se puede, no hay tanto problema, es una novedad perversa. Ayer, las diferencias eran claras, como ha hecho Dios, la creación se respetaba; pero hoy somos un poco modernos… tú haces… tú entiendes… las cosas no son tan diferentes… y se hace una mezcolanza de cosas».
Bergoglio criticó con dureza las colonizaciones ideológicas, que «viven en el momento, no en el tiempo, y por esto no pueden prometernos nada. Y con esta actitud de que todos sean iguales y borrar las diferencias cometen el pecado malísimo de la blasfemia contra Dios creador».
«Cada vez que se produce una colonización cultural e ideológica se peca contra Dios creador porque se quiere cambiar la Creación como la ha hecho Él. Y contra este hecho que a lo largo de la historia ha sucedido tantas veces hay sólo una medicina: el testimonio, es decir, el martirio», resaltó.
En este punto, el Papa subrayó que la colonización cultural e ideológica «no tolera las diferencias», en una misa donde reveló que existen tres tipos principales de persecuciones: una persecución sólo religiosa, otra político-religiosa como por ejemplo – dijo Francisco – la «Guerra de los treinta años» o la «noche de San Bartolomé», y una tercera persecución de tipo puramente «cultural», es decir, cuando llega «una nueva cultura que quiere hacer todo nuevo y barre con todas las tradiciones, la historia, e incluso la religión de un pueblo». Este último tipo de persecuciones es la que encuentra Eleazar, condenado a morir por fidelidad a Dios.
«Las colonizaciones culturales terminan persiguiendo también a los creyentes», resaltó Francisco, quien recomendó que «no debemos ir demasiado lejos para ver algunos ejemplos: pensemos en los genocidios del siglo pasado, que era una cosa cultural, nueva: ‘Todos iguales y éstos que no tienen la sangre pura, afuera, y éstos’… Todos iguales. No hay lugar para las diferencias, no hay lugar para los demás, no hay lugar para Dios. Es la raíz perversa».