¡Hasta muy pronto! Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Hasta pronto!
(Jesús Bastante).- En menos de una semana, el Papa visitará Chile y Perú. Será su séptimo viaje a América, en los que ha visitado Brasil, Ecuador, Paraguay, Bolivia, Cuba, Estados Unidos, México o Colombia. Prácticamente sólo resta su Argentina natal por acoger al Papa que vino del fin del mundo.
Con motivo de su viaje, Bergoglio ha enviado un videomensaje a chilenos y peruanos, en los que anuncia que quiere acudir «como peregrino de la alegría del Evangelio» para compartir «paz y esperanza» con todos.
«Deseo encontrarme con ustedes, mirarlos a los ojos, ver sus rostros y poder entre todos experimentar la cercanía de Dios, su ternura y misericordia que nos abraza y consuela», sostiene Francisco, quien reconoce la historia de Chile y Perú, fraguada «con tesón, entrega».
Tras advertir que «la cultura del descarte cada vez nos ha invadido más«, Francisco pide a los fieles «hacerme partícipe de las alegrías de ustedes, las tristezas, de sus dificultades y esperanzas, y decirles que no están solos, que el Papa está con ustedes, que la Iglesia entera los acoge, que la Iglesia los mira«.
La paz es uno de los objetivos de este viaje, «el fundamento de nuestra convivencia y de la sociedad», que «se sostiene en la justicia y nos permite encontrar instancias de comunión y armonía». El otro, la esperanza: «No queremos estar anclados a las cosas de este mundo, nuestra mirada va mucho más allá, nuestros ojos están puestos en Su misericordia que cura nuestras miserias. Solo Él nos da el empuje para levantarnos y seguir».
Una cercanía de Dios, añade el Papa, que «nos hace comunidad viva que es capaz de conmoverse con los que están a nuestro lado y dar pasos firmes de amistad y de fraternidad». «Somos hermanos que salimos al encuentro de los demás para confirmarnos en una misma fe y esperanza», concluye Bergoglio, quien finaliza su mensaje con un «¡Hasta muy pronto! Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Hasta pronto!».
Texto del videomensaje:
Hermanos y hermanas de Chile y Perú:
Ante la proximidad de mi Viaje a esas tierras los saludo afectuosamente. Voy hacia ustedes como peregrino de la alegría del Evangelio, para compartir con todos «la paz del Señor» y «confirmarlos en una misma esperanza». Paz y esperanza, compartidas entre todos.Deseo encontrarme con ustedes, mirarlos a los ojos, ver sus rostros y poder entre todos experimentar la cercanía de Dios, su ternura y misericordia que nos abraza y consuela.
Conozco la historia de sus países, fraguada con tesón, entrega; deseo, con ustedes, dar gracias a Dios por la fe y el amor a Dios y a los hermanos más necesitados, especialmente por el amor que ustedes tienen hacia aquellos que están descartados de la sociedad. La cultura del descarte cada vez nos ha invadido más. Quiero hacerme partícipe de las alegrías de ustedes, las tristezas, de sus dificultades y esperanzas, y decirles que no están solos, que el Papa está con ustedes, que la Iglesia entera los acoge, que la Iglesia los mira.
Con ustedes deseo experimentar la paz que viene de Dios, tan necesaria; solo Él nos la puede dar. Es el regalo que Cristo nos hace a todos, el fundamento de nuestra convivencia y de lasociedad; la paz se sostiene en la justicia y nos permite encontrar instancias de comunión y armonía.
Hay que pedirla constantemente al Señor y el Señor la da. Es la paz del Resucitado que trae la alegría y nos impulsa para ser misioneros, reavivando el don de la fe que nos lleva al encuentro, a lacomunión compartida de una misma fe celebrada y entregada.
Ese encuentro con Cristo resucitado nos confirma en la esperanza. No queremos estar anclados a las cosas de este mundo, nuestra mirada va mucho más allá, nuestros ojos están puestosen Su misericordia que cura nuestras miserias. Solo Él nos da el empuje para levantarnos y seguir.
Palpar esta cercanía de Dios nos hace comunidad viva que es capaz de conmoverse con los queestán a nuestro lado y dar pasos firmes de amistad y de fraternidad. Somos hermanos que salimos al encuentro de los demás para confirmarnos en una misma fe y esperanza.
Pongo en las manos de la Virgen Santa, Madre de América, este Viaje Apostólico y todaslas intenciones que llevamos en nuestro corazón, para que sea ella, como buena Madre, quien las acoja y nos enseñe el camino hacia su Hijo.
¡Hasta muy pronto! Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Hasta pronto!