Será un momento de oración por los difuntos, por los supervivientes y por todos aquellos que asisten. Se prevé la asistencia de unas doscientas personas, entre refugiados y cuidadores
(Jesús Bastante).- Hace cinco años, nadie les hacía caso, y morían por miles en ese Mediterráneo que se había convertido en un gran cementerio. En su primer viaje fuera de Roma, Francisco llegó a Lampedusa, lloró con inmigrantes y refugiados y clamó contra la «vergüenza» de una Europa que había caído en la «globalización de la indiferencia».
«Nos hemos acostumbrado al sufrimiento de los demás«, denunció entonces el Papa. Pocas cosas han cambiado desde entonces. Inmigrantes y refugiados siguen muriendo en el mar ante la mirada impasible de Occidente. La situación ha empeorado en Italia, con la llegada del neofascista Salvini y sus puertas cerradas a la migración. Pero Francisco sigue luchando por cambiar la realidad.
Así, este viernes, a las 11 de la mañana, según acaba de anunciar el portavoz de la Santa Sede, Greg Burke, el Papa Francisco celebrará una misa por los migrantes en el Altar de la Cátedra de la basílica de San Pedro. La Eucaristía, enfatizó Burke, coincide con el quinto aniversario de la histórica visita a Lampedusa, el 8 de julio de 2013.
«Será un momento de oración por los difuntos, por los supervivientes y por todos aquellos que asisten. Se prevé la asistencia de unas doscientas personas, entre refugiados y cuidadores», señaló el portavoz, quien añadió que la participación estará reservada a las personas invitadas.
«Buscaban una vida mejor, y han encontrado la muerte», denunciaba entonces el Papa, con la hoy famosa cruz en forma de barca, hecha con maderos de cayucos rotos en la costa de Lampedusa. «Que sus voces lleguen hasta Dios».