El Papa advierte de "las tentaciones de siempre": riqueza, éxito y poder

«Los ídolos nos prometen libertad, pero nos hacen sus esclavos»

"En Cristo, nuestra debilidad no es una maldición, sino la oportunidad del encuentro con otro"

"Los ídolos nos prometen libertad, pero nos hacen sus esclavos"
Francisco, durante la audiencia de este miércoles RD

A Dios no le costó tanto liberar al pueblo de Egipto. El gran trabajo de Dios fue sacar a Egipto, sacar la idolatría del corazón del pueblo. Y ahora, sigue trabajando para arrancarla de nuestro corazón

(Jesús Bastante).- La eterna tentación de «hacer un dios a nuestra medida». Esta es la raíz de la idolatría, subrayó el Papa en su audiencia de los miércoles, que como siempre en agosto, se celebró en una abarrotada Aula Pablo VI. En la misma, Francisco advirtió contra «la riqueza, el éxito y el poder, que son las tentaciones de siempre«.

«Los ídolos nos prometen libertad pero, en cambio, nos hacen sus esclavos», denunció Bergoglio, recordando el pasaje bíblico del becerro de oro, «el ídolo por excelencia». «El Pueblo de Israel estaba en el desierto, donde experimentaba una angustia vital, no tenía agua, ni alimento y esperaba a Moisés que había subido al monte para encontrar al Señor».

Pero Moisés tarda en bajar del monte, y el pueblo «se impacienta. Falta el líder, el jefe, el guía, y el pueblo quiere a un dios visible, con el que poderse identificar», recordó el Papa. «Crear una religión para sí para salir de la precariedad. Si Dios no se hace presente, hagamos un dios«, lamentó.

 

 

Y construyeron un becerro de oro, «el símbolo de todos los deseos que dan la ilusión de la libertad, pero que esclavizan». De oro, «símbolo de la riqueza, el poder, el éxito, los grandes ídolos». «El pueblo quería certezas y se construyó un ídolo hecho a su medida y mudo, que no le exigiera salir de sus propias seguridades».

Un ídolo que «nace de la incapacidad de confiar en Dios, de decir que sí a Dios para que nos sostenga ante la debilidad, la incertidumbre y la precariedad«, añadió el Papa, quien advirtió que «sin el primado de Dios, se cae fácilmente en la idolatría».

«Es una tentación que encontramos siempre en la Biblia», apuntó Francisco, quien insistió en que «a Dios no le costó tanto liberar al pueblo de Egipto. El gran trabajo de Dios fue sacar a Egipto, sacar la idolatría del corazón del pueblo. Y ahora, sigue trabajando para arrancarla de nuestro corazón».

Los cristianos, sin embargo, creemos en un dios que murió «frágil. Y por la puerta de la debilidad, entra la salvación de Dios. En Cristo, nuestra debilidad no es una maldición, sino la oportunidad del encuentro con otro«, recalcó Bergoglio. «Esto nos permite aceptar la propia fragilidad y rechazar los ídolos de nuestro corazón«, indicó.

«La idolatría nace de nuestra incapacidad de fiarnos de Dios, de reconocerlo como el Señor de nuestra vida, él único que nos puede dar la verdadera libertad. Jesucristo se hizo pobre por nosotros, abriendo la puerta de nuestra salvación, que pasa por aceptar nuestra fragilidad y rechazar los ídolos de nuestro corazón», concluyó.

 

 

 

Palabras en castellano del Papa:

Queridos hermanos:
Hoy continuamos la reflexión sobre el primer mandamiento del Decálogo, profundizando en la idolatría con la escena bíblica del becerro de oro, que representa el ídolo por excelencia.
El Pueblo de Israel estaba en el desierto, donde experimentaba una angustia vital, no tenía agua, ni alimento y esperaba a Moisés que había subido al monte para encontrar al Señor. El pueblo quería certezas y se construyó un ídolo hecho a su medida y mudo, que no le exigiera salir de sus propias seguridades.
Veían en la imagen del becerro un signo de fecundidad y de abundancia y a la vez de energía y fuerza, que se adaptaba perfectamente a sus necesidades. Además, lo fabricaron de oro, como símbolo de riqueza, éxito y poder, que son las tentaciones de siempre.
Los ídolos nos prometen libertad pero, en cambio, nos hacen sus esclavos. La idolatría nace de nuestra incapacidad de fiarnos de Dios, de reconocerlo como el Señor de nuestra vida, él único que nos puede dar la verdadera libertad. Jesucristo se hizo pobre por nosotros, abriendo la puerta de nuestra salvación, que pasa por aceptar nuestra fragilidad y rechazar los ídolos de nuestro corazón.
***
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina. Los animo a mirar a Cristo crucificado. Él nos revela el verdadero rostro de Dios y nos enseña que la debilidad no es una maldición, sino un lugar de encuentro con Dios Padre y su amor la fuente de nuestra fuerza y alegría. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias.

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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