Ahí lo tenéis: humilde, silencioso, incansable, siempre alerta, siempre recogido en sus pensamientos, que corren de la oración a la acción
(J.L. Espino, Vida Pastoral)- Los miembros de la «Familia Paulina» en todo el mundo celebran hoy su Primer Centenario de Fundación (1914-2014). Las cinco congregaciones, los cuatro institutos de vida secular consagrada y la Unión de Cooperadores Paulinos, expandidos en los cinco continentes de la tierra, hacen memoria de sus orígenes con la intención de reforzar el empeño y estimular la creatividad para el futuro en cuanto concierne a su carisma.
El fundador de esta Familia religiosa fue el Beato italiano Giacomo (Santiago) Alberione, un hombre que vivió intensamente la experiencia vocacional de encuentro con Cristo, un apóstol moderno, cuyas características lo hacen ver como un guía excelente: generoso, inteligente, sensible, hombre de relación que supo combinar firmeza y ternura, que sedujo a cientos de personas no con el impacto de palabras ruidosas, sino con el ejemplo de vida y la lucidez de una doctrina alta y consistente.
La fecha es muy significativa sobre todo para la Sociedad de San Pablo, primera congregación de esta Familia, fundada el 20 de agosto de 1914 en Alba, Italia. Nacida, en primera instancia, para el apostolado de la «buena prensa», pero que tomó, con el pasar de los años y bajo la atenta mirada del Fundador, una fisonomía y orientación peculiares que la comprometen en la difusión del mensaje de salvación, utilizando los medios más rápidos y eficaces de la comunicación social.
El P. Silvio Sassi, actual Superior General de la Sociedad de San Pablo y sexto sucesor del Beato Santiago Alberione, ha dicho a todos los miembros paulinos que este aniversario no puede desembocar sólo en un conjunto de celebraciones religiosas o investigaciones históricas, sino sobre todo en el compromiso de vida y en el empeño de evangelización hacia quienes se benefician con el don de la fe y aun hacia aquellos que no creen.
El mismo Superior de los paulinos ha destacado en su mensaje para este aniversario la oportunidad que tiene el ser humano para aprovechar las redes y los instrumentos actuales de la comunicación. Instrumentos cuya capacidad es la de congregar a los individuos para que concreticen una verdadera experiencia de fraternidad, donde se haga vivo el mensaje que Cristo nos transmitió con su persona y su palabra.
A lo largo de cien años, el mundo no ha dejado de observar las peculiaridades de la obra del Beato Santiago Alberione: imprentas, librerías, televisión, salas de cine, radio, hasta los recursos más modernos que caracteriza la era digital al servicio del Evangelio. Por ello, es loable remitir aquellas palabras que el Papa Pablo VI, en una audiencia privada el 28 de junio de 1969, le dirigió con profundo respeto: «Ahí lo tenéis: humilde, silencioso, incansable, siempre alerta, siempre recogido en sus pensamientos, que corren de la oración a la acción, siempre atento a escudriñar los ‘signos de los tiempos’, es decir, las formas más geniales de llegar a las almas…»
Ciertamente el P. Alberione heredó a la Iglesia nuevos instrumentos para expresarse, nuevos medios para dar fuerza y amplitud a la actividad evangelizadora, nueva capacidad y nueva conciencia de la validez y las posibilidades de su misión en el mundo moderno con los medios modernos. De allí que la historia de estos cien años nos hace agradecer y reconocer la entrega de cientos de hombres y mujeres que propagan las verdades cristianas con el mismo estilo en que predicó el apóstol Pablo en la Iglesia primitiva.
«¡Campanas al vuelo por el Primer Centenario!», expresa el gozo las congregaciones paulinas que, además de la oración, organizan una amplia gama de actividades alrededor de varios países, en vistas a recuperar la memoria histórica y relanzar, con fidelidad creativa, el carisma de su padre Fundador, que es un don para la Iglesia y para el mundo entero.