¿Quién está interesado en que pequeños grupos de terroristas sigan provocando caos y sufrimiento? ¿Por qué? ¿Qué ganan con ello? Esto no es fruto de la comunidad musulmana o de la diversidad de creencias. Están usando la religión con otros finesQ
(Jesús Bastante).- Este viernes, Francisco comienza un histórico, y ciertamente peligroso, viaje a Egipto. En el país viven 9 millones de coptos, que en los últimos años están sufriendo en carne propia la persecución y los atentados por parte del Estado Islámico. Pero los cristianos egipcios no se resignan a abandonar la tierra de la que sus antepasados salieron para peregrinar a la Tierra Prometida.
En Egipto trabajan 15 misioneros españoles. RD ha podido hablar con dos de ellas, religiosas combonianas, que llevan años trabajando en el ámbito de la acogida, la salud y la educación, sin preguntar qué religión profesa la persona que llama a sus puertas, y que ven en la visita papal «un signo de esperanza muy fuerte», y una apuesta por la paz en mitad de la violencia yihadista. Que, aseguran, «no es fruto de la religión musulmana», sino de los que «utilizan la religión con otros fines».
María V. Sesma espera la llegada de Francisco «con mucha alegría y esperanza», porque «es el Papa de la paz, del diálogo y de la fraternidad«. La religiosa, que lleva en el país muchos años, y que desde 2015 trabaja en la leprosería de Abuzaabal, que las combonianas regentan desde hace 33 años, cree que «en este momento en que el mundo vive tanta violencia y Egipto está sufriendo sus consecuencias, todos esperan, cristianos y musulmanes una palabra de consuelo, de ánimo de esperanza para juntos poder construir la deseada paz». Y por eso esperan, con alegría, la llegada de Bergoglio.
Así, nos cuenta, las diferentes parroquias del Alto y del bajo Egipto están preparando autobuses para poder participar a la Eucaristía que se celebrará el sábado, con la presencia de Francisco y Tawadros II, y a la que se espera asista también el patriarca Bartolomé. Tres de los cuatro «papas» de las Iglesias cristianas (sólo faltaría Kirill) acompañarán a los cristianos perseguidos del país.
El país está tomado por las fuerzas de seguridad, por temor a posibles atentados contra el Papa, que ya ha anunciado que viajará a pecho descubierto, sin vehículos blindados. «En medio de muchas medidas de seguridad pero con mucha alegría nos preparamos para esta gran fiesta de la unidad», afirma Sesma.
La religiosa nos habla de su trabajo en la leprosería, que comparte con otra hermana comboniana y con dos hermanas Elisabetinas. «La leprosería se encuentra a las afueras del Cairo, a unos 45 km al norte de la capital. Cada mañana nos desplazamos temprano para ir a atender a estos nuestros hermanos enfermos. Una hermana se queda en la dirección, dónde se encuentran las clínicas, médicos etc…; dos trabajan en el centro de mujeres y yo con los hombres».
La situación en la que viven es muy dura: «La pobreza es indescriptible, sea como ambiente, higiene, personal sanitario y sobre todo falta de conocimiento de la enfermedad y prevención«, denuncia María Sesma, quien insiste en que buena parte de los problemas llegan porque los enfermos «no han sido tratados, y cuando llegan al centro muchos casos ya son irremediables. Amputaciones y pérdida de miembros, una enfermedad que cogida a tiempo y con una buena prevención podría desaparecer».
«Nosotras ponemos nuestro pequeño granito de arena, que creo sirve para dar esperanza a los enfermos en medio de su situación«, añade la religiosa.
Por su parte, Expedita Pérez, cree que «la visita del Papa es muy importante y significativa en el contexto y momento actual que vivimos en Egipto». En su opinión, «es un signo de esperanza muy fuerte, y de apoyo en todos los sentidos».
«La comunidad cristiana sufre mucho en estos momentos y necesita de su presencia aunque sea breve», resalta la religiosa, quien destaca el «signo fuerte de comunión para todos los cristianos y de diálogo fraterno con nuestros hermanos y hermanas de la comunidad musulmana» con el que se quiere impregnar la visita papal.
Sobre la violencia contra los cristianos, Expedita admite que «estos atentados no son una novedad en la historia de la comunidad cristiana en Egipto, pero ello no significa que, cada vez que se dan, no nos coja de sorpresa y nos afecte profundamente».
«Gracias a Dios -añade- la comunidad cristiana en general sale más fortalecida en su fe después de cada atentado, y crece también en número, pues ya oímos decir que gente no cristiana encuentra a Jesús a través del testimonio de estos mártires«.
Sin embargo, desde la llegada al Sinaí del Estado Islámico «percibo más sufrimiento, y algo más de temor en los cristianos«, subraya la religiosa, quien se pregunta «quién está interesado en que pequeños grupos de terroristas sigan provocando caos y sufrimiento. ¿Por qué? ¿Qué ganan con ello?». «Esto no es fruto de la comunidad musulmana o de la diversidad de creencias. Están usando la religión con otros fines», aclara.
Expedita ha pasado muchos años trabajando con las comunidades de refugiados sudaneses, pero desde hace dos años regenta una escuela en la que conviven niños y niñas de diferentes religiones, razas y lenguas, «sin problemas extraordinarios». Un ejemplo vivo de diálogo interreligioso y construcción de la paz a través de la educación.
«Tenemos programas que les ayudan a conocerse mejor y a aprender a respetar y valorar la diversidad de los otros», nos cuenta. Un programa de vida que concuerda, y mucho, con el objetivo principal de la visita del Papa Francisco. Llevar paz y apostar por el diálogo y la convivencia para construir un mundo nuevo.
Desde Egipto al mundo, estas religiosas, ejemplo de los miles de misioneros españoles repartidos por el mundo, ponen su grano de arena en la construcción del Reino. Pese a las persecuciones y la violencia, son firmes testigos del Evangelio de Jesús.