El motivo principal de esta visita fue para desplegar junto a laicos agustinos comprometidos de España un voluntariado para este verano en las tres presencias agustiniana en la isla
(Agustinos).- Los agustinos llegaron desde México por primera vez a Cuba en el año 1588. Años más tarde otro grupo de origen estadounidense se estableció en la isla desde finales del siglo XIX hasta la década de los 60 del pasado siglo.
Después del triunfo revolucionario de 1959, los agustinos fueron expulsados de la isla definitivamente en 1961, hasta entonces realizaron una gran labor pastoral y educativa. Fueron varios y diversos los intentos de la Orden de San Agustín por regresar a Cuba, pero nunca se logró hasta que, en el mes de junio de 2005, dos jóvenes sacerdotes agustinos, el P. Iván David Pérez y el P. Eliseo del Olmo, con 25 y 32 años respectivamente, lograron convertir en realidad un sueño anhelado por muchos.
Fueron acogidos por el obispo de Cienfuegos (actualmente obispo de Holguín) D. Emilio Aranguren que les asignó las parroquias de Rodas y Aguada de Pasajeros, con sus correspondientes comunidades de misión. Siempre les recordará el obispo, que fueron los primeros agustinos con visado de trabajo que entraron en la isla tras la revolución.
La tarea y misión que realizaron en la diócesis cienfueguera fue tan entregada y satisfactoria que el obispo les planteó una presencia permanente de la Orden en la isla. Esto se produjo de manera oficial en noviembre de 2006. Con motivo de la celebración de los diez años de nueva presencia en Cuba, el delegado de la Orden allí, P. Aldo Marcelo Cáceres, invitó al P. Iván David a regresar a la isla. El motivo principal de esta visita fue para desplegar junto a laicos agustinos comprometidos de España un voluntariado para este verano en las tres presencias agustiniana en la isla.
Las tres comunidades que la Orden tiene actualmente en Cuba y que recientemente han pasado a formar parte de la Federación de Provincias Agustinas de España son:
En La Habana se atiende la parroquia Santo Cristo del Buen Viaje, situada en La Habana vieja, donde se trabaja en el ámbito sacramental, pastoral y social. Las actividades que más destacan son: la pastoral de los enfermos y los encuentros cada 15 días con los abuelos de la comunidad, junto a los niños.
Es decir, se promueve el encuentro intergeneracional, por medio de talleres. Además de apoyar académicamente al instituto Félix Varela y al Seminario Mayor Arquidiocesano; allí se encuentra también la casa de formación, Nuestra Madre del Buen Consejo, donde actualmente residen un prenovicio (Manuel Pérez) y un religioso de votos simples (Fray Yoandri Silva), que el 23 de julio de 2016 hizo su primera profesión en Cuba, siendo la primera vocación nativa de la nueva presencia agustiniana. Ellos viven y se forman junto a los Padres Lucian Borg, de Malta, y Aldo Marcelo Cáceres de Argentina.
-En la diócesis de Ciego de Ávila, en concreto en Chambas, se sitúa la parroquia de la Inmaculada Concepción, donde la comunidad agustiniana, Beato López Piteira, además de atender dicha parroquia, tiene a su cargo varias capillas o comunidades de misión, a la vez que un dispensario de medicinas que se mantiene gracias a los envíos que se hacen desde España. Una gran y sacrificada labor que desempeñan los Padres Francisco Iturbe, José Alberto Escobar y Miguel Ángel Fuertes, todos ellos españoles.
-La tercera comunidad llamada San Agustín, está en la diócesis de Holguín, con la parroquia San José de Puerto Padre. La labor es similar a la de la comunidad de Chambas, con una estructura parroquial bastante asentada y basada en la colaboración cercana con los laicos. Es digno de destacar los comedores que existen en algunas comunidades. Además, allí está el aspirantado, donde en la actualidad residen cuatro candidatos a la vida religiosa. La labor evangelizadora, la promoción vocacional y la pastoral social está desarrollada por los Padres Argiro Escobar, Camilo Pineda, ambos colombianos, y por el español Víctor Lozano.
En este corto pero intenso viaje el P. Iván David se ha querido acercar a esta realidad, donde esta porción del pueblo de Dios, ávida de una palabra iluminadora y llena de esperanza, se abre a la novedad del Evangelio, que cada día es acogida con alegría. Es ahí, donde estos padres agustinos, desgastando sus vidas y en discernimiento comunitario, tratan de dar respuesta a los constantes desafíos que se les presentan. Ellos anhelan que otros agustinos se sumen a esta misión que la Orden les ha encomendado, para que esta presencia desde la escucha y el diálogo, sea profética, pueda acompañar mejor a estas florecientes comunidades de fe y buscar soluciones prácticas a sus demandas.
El pueblo cubano en varios rincones ha logrado mantener la memoria agustiniana, ocasión para afianzar la nueva presencia e identidad en el presente, como para darse cuenta, cuánto el Señor Jesús desde la realidad cotidiana nos encomienda un futuro inmediato.
Sin duda alguna, merece la pena seguir apostando por esta presencia, siempre al servicio de la Iglesia de Cuba, en nombre de la Orden de San Agustín y por el bien del pueblo de Dios. Le pedimos a la Virgen de la Caridad del Cobre que ilumine la vida y la misión de los hermanos agustinos.