Confer reúne a todos los superiores para abordar una respuesta conjunta ante la pederastia

La vida religiosa se une contra los abusos a menores

"Son delitos que se convierten en una mancha global para la Vida Consagrada y, por tanto, para la Iglesia"

La vida religiosa se une contra los abusos a menores
Confer reúne a todos los superiores para abordar una respuesta conjunta ante la pederastia Confer

Es necesario reconocer ante Dios y ante la sociedad la gravedad y la culpabilidad de las actuaciones cometidas contra niños indefensos y el tratamiento de ocultación que se les ha dado

(Jesús Bastante).- Son parte de lo mejor de nuestra Iglesia. Los religiosos y religiosas españoles, siempre en las fronteras, se han unido para afrontar el que, seguramente, sea el mayor desafío con el que la Iglesia se haya enfrentado en las últimas décadas: los abusos a menores.

Y lo han hecho sin paños calientes, y sin comisiones deliberativas sin toma de decisión. Primero fueron los claretianos, lanzando el primer curso integral de protección de menores, a lo que siguió la decisión de la Compañía de Jesús en España de abrir una investigación sistemática sobre abusos.

Ahora, es la propia Conferencia Española de Religiosos (Confer), la que ha potenciado una serie de encuentros entre los superiores de las congregaciones para «trabajar puntos en común y algunas directivas surgidas de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores (Roma) y de las Conferencias Episcopales (española y chilena), así como otros aspectos relativos a la comunicación en situaciones de crisis».

La primera reunión tuvo lugar el pasado miércoles, y en la misma los religiosos manifestaron «nuestro compromiso ante la sociedad y la Iglesia en la búsqueda de la verdad, de la transparencia en los comportamientos y actitudes, de la colaboración con la justicia y del apoyo a las víctimas, convencidos de que este es el camino, como nos lo recuerda el Papa Francisco».

 

 

 

 

«Desde su compromiso y dedicación, la CONFER considera un deber manifestar una palabra pública ante la gravedad de los hechos de abusos a menores que se imputan a sacerdotes y religiosos», apunta la nota emitida por este organismo, que califica los abusos como «hechos doblemente graves: ante las leyes civiles y la sociedad, pero más aún ante la Iglesia, en cuanto han sido cometidos por personas que gozaban de la confianza de los padres, los mismos niños y jóvenes y de la comunidad eclesial».

«Suponen una conducta en flagrante contradicción con el testimonio que exigía esa confianza fundada en su condición de sacerdotes o religiosos», zanja Confer. Pero, además, «son delitos que trascienden el lugar donde han sido cometidos y se convierten en una mancha global para la Vida Consagrada y, por tanto, para la Iglesia«.

Para los religiosos españoles, «una Vida Consagrada comprometida y entregada, gracias al buen hacer de muchos hermanos y hermanas, al cuidado de la vida y a la defensa de los derechos de los más pobres y vulnerables de nuestra sociedad, a través de las distintas tareas apostólicas».

 

 

 

 

«Desde aquí queremos manifestar el deseo de acoger, con todo el afecto que nos es posible, a las víctimas y a sus familiares, a quienes se ha herido tan profundamente; queremos escuchar sus angustias y solidarizarnos en su dolor y reclamo de justicia. Somos conscientes de que para ello es necesario reconocer ante Dios y ante la sociedad la gravedad y la culpabilidad de las actuaciones cometidas contra niños indefensos y el tratamiento de ocultación que se les ha dado», concluyen los religiosos, que han puesto a disposición de la sociedad sus protocolos de actuación.

La vida religiosa da un paso adelante. Cada vez más, los obispos se están quedando sin excusas en una comisión antipederastia que ya nació herida de muerte.

 

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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