La relación ‘familiar’ del cáñamo con el cannabis supone un hándicap evidente en su proliferación como alternativa terapéutica en múltiples dolencias físicas, pero numerosos estudios contrastados demuestran cada vez más sus propiedades médicas en la lucha contra células tumorosas.
Cuando se habla de las propiedades del cannabis, solemos asistir anonadados a un baile de siglas que nunca parecen aclararse. Esto puede suceder porque el cannabis contiene más de 80 cannabinoides únicos, cada uno con sus propiedades y sus usos específicos. Aunque los más conocidos son el CBD y el THC (este último el principal «culpable» de que la marihuana sea psicoactiva), últimamente se ha empezado a oír hablar del CBG o cannabigerol, del que se cree que ayuda a prevenir el cáncer de colon.
Ya se sabía que esta sustancia (no psicoactiva) ayuda con los síntomas del colon irritable y del glaucoma, y ahora se ha descubierto que el CBG interactúa con objetivos como las células tumorosas, inhibiendo su crecimiento y expansión. Esta investigación parte nada más y nada menos que del Instituto Nacional de la Salud estadounidense, por lo que no parece que haya intereses ocultos o una controversia precedente que puedan haber influido en los resultados del estudio.
Además, el hecho de que el CBG no sea psicoactivo lo convierte en una sustancia perfectamente legal que puede ser cultivada en abundancia como cáñamo industrial, algo estupendo porque no nos hace detenernos en el debate, por otro lado inagotable, de la legalización o no de la marihuana, bien sea para uso recreativo o medicinal. El cáñamo es una planta antiquísima con reconocidas virtudes como su alto valor energético y proteínico, su resistencia como cultivo y su bajo coste, sus múltiples aplicaciones como biocombustible, celulosa, fibra textil, material de construcción, …
Todo esto hace de esta planta un auténtico lujo que tiende a ignorarse porque suele relacionarse con la marihuana, que sí, es cáñamo, pero con un alto contenido en THC, que como hemos dicho sí tiene efectos psicoactivos. El primer paso hacia todo un abanico de alternativas terapéuticas, industriales y también de consumo pasa por separar el trigo de la paja, o en este caso, el cáñamo del cannabis.