Si hiciéramos un viaje en el tiempo a un hospital de principios del siglo XX, veríamos como la mayor parte de las defunciones se producirían por enfermedades infecciosas como neumonía, tuberculosis o infecciones gastrointestinales. Hoy el panorama es muy distinto, son los problemas cardiovasculares y el cáncer los responsables de casi el 50% de las muertes que se producen en el mundo.
Los cambios en la forma de morir son un reflejo de cómo ha evolucionado nuestra sociedad. Así, a medida que los niveles de vida han ido aumentado, las causas de defunción han cambiado, aunque varían según el país y su nivel de ingresos.
Según datos del Institute for Health Metrics and Evaluation de EEUU, recopilados por Ourworldindata, las enfermedades no transmitibles (ENT) son actualmente las que dominan los porcentajes de muerte a nivel global.
En la mayoría de países, incluida España, la principal causa de defunción en 2016 fueron las enfermedades cardiovasculares (hipertensión arterial, infarto, accidentes cerebrovasculares…) y el cáncer, mientras que las muertes por afecciones infecciosas o desnutrición fueron prácticamente nulas en países con altos ingresos, según recoge Laura Albor en ABC.
Sin embargo, estas causas siguen siendo notables (y en algunos casos dominantes) en naciones de ingresos bajos y medios.
Así, tal como se observa en el mapa superior, en países como Kenia, Chad o Burundi, las enfermedades diarreicas son responsables de gran parte de las desapariciones, mientras que en Sudáfrica, Namibia o Botswana lo es VIH/SIDA.
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