Sustituyó a hombres mutilados, gaseados y traumatizados por la guerra

Derek, el hombre que tuvo 500 hijos durante la I Guerra Mundial

La doctora británica Helena Wright ayudó a procrear a cientos de mujeres

Derek, el hombre que tuvo 500 hijos durante la I Guerra Mundial
Captura del reportaje de The Daily Mail sobre Derek. PD

Las mujeres necesitadas se ponían en contacto con Helena Wright, que les concertaba una cita con el padre de alquiler a cambio de su promesa de silencio y 10 libras

La Primera Guerra Mundial se llevó por delante la vida de millones de soldados en todo el mundo. Los que tuvieron más suerte, regresaron a sus hogares para intentar recomponer sus vidas, no sin grandes dificultades.

Como la de reanudar la vida conyugal con sus esposas, a las que no veían desde hacía años y a las que muchos de ellos ya ni siquiera podían satisfacer, bien por incapacidad física o porque habían quedado en estado de shock tras presenciar tanta atrocidad.

Según cuenta el periodista Paul Spicer en The Daily MailDesperate wives and the man known as Derek who fathered 500 children with women whose war hero husbands were too shell-shocked to make love–, fue Helena Wright, una doctora británica pionera en educación y terapia sexual, quien reparó en la necesidad y el abandono de estas mujeres, que veían frustrados su deseos de ser madres y formar una familia.

La solución era tan fácil como controvertida para la época, por lo que acabó dando lugar a algo así como un «servicio secreto de donación de esperma», Fue al final de la guerra, cuando Wright comenzó a buscar al candidato ideal para cumplir tan solidaria misión.

Alguien que, sin ataduras emocionales ni trabas morales, pudiera suplantar a aquellos hombres cuyas capacidades habían quedado mermadas al haber sido gaseados, mutilados o al haber quedado traumatizados.

Finalmente, el encargado fue un joven de 20 años llamado Derek, al que la doctora conoció a través de su esposa, Suzanne.

La mecánica era la siguiente. Las mujeres necesitadas se ponían en contacto con Helena Wright, que les concertaba una cita con el padre de alquiler a cambio de su promesa de silencio y 10 libras que irían al fondo dedicado a financiar tan peculiar servicio secreto.

Cada cita se fijaba de acuerdo con las fechas óptimas para concebir de cada mujer y rara vez se repetía, para mantener así el espíritu del servicio: fortalecer el matrimonio al traer al mundo un hijo.

Como un auténtico profesional, para cada servicio, Derek se vestía con traje oscuro, camisa blanca, pajarita de lunares y sombrero.

«Los buenos modales, su sonrisa y entusiasmo hacían el resto», cuenta la publicación.

Así, el joven visitó a unas 500 mujeres y cada vez que un hijo suyo llegaba al mundo, recibía un telegrama de la doctora Wright informándole.

 

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