Dejar de fumar puede reducir hasta un 20% la incidencia de cáncer de vejiga en España

El tabaquismo es el factor de riesgo más importante para el cáncer de vejiga, que en España tiene una incidencia anual de 15.000 casos, una cifra que sitúa a España entre los países con mayor incidencia, «el que más, si sólo se tienen en cuenta los pacientes varones», explica el jefe del Servicio de Urología del MD Anderson Cancer Center de Madrid, el doctor Carlos Núñez, quien destaca que una reducción en el consumo de la población fumar disminuiría hasta un 20 por ciento su incidencia a nivel nacional.

Con motivo del Día Mundial Sin Tabaco, que se celebra este martes 31 de mayo, este experto recuerda que lo normal es relacionar el consumo de tabaco con otros tipos de cáncer, como el de pulmón o boca, sin embargo sus componentes químicos son los causantes de la mayoría de los casos de cáncer de vejiga, de hecho se sabe que los fumadores tienen hasta tres veces más posibilidades de desarrollar cáncer de vejiga y los ex fumadores, aunque con menos riesgo, tienen hasta el doble de posibilidades de padecer esta enfermedad, frente a quienes nunca han llegado a probar el tabaco.

No está estudiado su proceso en fumadores pasivos, pero «tenemos la sospecha de que tiene mayor riesgo», ha advertido en una entrevista a Europa Press. Así, explica que, observando el perfil de las mujeres afectadas, y dejando a un lado las fumadoras, hay otro tipo de mujeres, de unos 70 ó 75 años, que no han fumado pero con un fumador en casa o con una profesión en la que han estado expuestas». Por tanto, añade, «hay una sospecha clínica de que el fumador pasivo tiene un riesgo incrementado».

En el caso de los más pequeños, alerta de que la exposición al humo de los cigarrillos tiene efectos más perjudiciales que los que estas sustancias provocan en la edad adulta, debido principalmente a la sensibilidad del organismo durante las etapas más tempranas.

El desconocimiento de la relación del tabaco con la enfermedad, puede ser debido a diversas causas, entre ellas a que «es el cuarto cáncer que afecta a la población general, masculina y femenina, por detrás del de colón, pulmón y mama, con lo cual es menos conocido»; y a que, «afortunadamente, se pueden controlar y pueden no suponen un riesgo para la vida del paciente a diferencia del de pulmón».

«No se sabe muy bien porqué no se relaciona el cáncer de vejiga con el tabaco; cuando a los pacientes se les dice que posiblemente una de las causas sea el tabaco, los de pulmón lo tiene asumido pero los de la vejiga se sorprenden. Quizá los médicos no hemos sabido muy bien trasmitir la importancia también de este tipo de cáncer», añade.

EL 85% SON HOMBRES

En cuanto al perfil del paciente, al tratarse de una afección que se produce tras una larga exposición la edad media de aparición está en torno a los 60 años y, en la mayoría de los casos, con una media de consumo de, al menos, entre 10 ó 20 años fumando.

Actualmente, la incidencia es más alta en hombres (85%) que en mujeres, aunque el aumento de fumadoras propicia la tendencia alcista de esta enfermedad, mientras que se espera un estancamiento en los hombres. Aunque, «seguramente tardemos unos años en ver los resultados», advierte.

Respecto al pronóstico, «afortunadamente, la inmensa mayoría del diagnóstico son tumores que todavía no han invadido músculo, y que con un tratamiento local se puede curar sin quitar la vejiga», afirma. Estos casos son, prácticamente, el 80 por ciento de los diagnósticos.

El principal motivo de esta consecuencia es que los componentes químicos del tabaco se depositan a través de la orina en la vejiga, por lo que las paredes de este órgano están en constante contacto con sustancias como nicotina, alquitrán o monóxido de carbono, entre otras.

El tabaco no sólo tiene nicotina, tiene muchos derivados del alquitrán, parecidos a las gasolina, que son la aminas, que entran en la sangre a través del pulmón y son eliminadas por el riñón. «Del riñón pasa a los uréteres y de ahí a la vejiga, donde se acumulan para ser orinados. Ese acumulo es el que determina el riesgo de cáncer», añade.

«Así,- prosigue- las aminas pueden provocar una inflamación en los órganos y más tendencia a las mutaciones, y, por otra parte, estos mismos agentes pueden inactivar o desactivar oncogenes que protegen al organismo de esas mutaciones».

No obstante, hay un pequeño porcentaje de cáncer de vejiga en gente muy joven, que son por causa genética. «Son pacientes que no tiene la dotación de oncogenes supresores o represores suficientes y que no pueden luchar con esa mutación que se produce», concluye.

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