Los ópticos advierten de que los juguetes con iluminación ‘LED’ pueden provocar «graves daños» oculares en los niños

Con la llegada de las navidades y los regalos para los más pequeños de la casa, el Colegio Nacional de Opticos-Optometristas (CNOO) ha querido advertir a los padres de que los juguetes con iluminación ‘LED’ (diodos emisores de luz), e incluso la iluminación navideña, pueden provocar «graves daños» en los ojos de los niños si la exposición es prolongada.

Según explican desde el CNOO el 90 por ciento de los ‘LED’ funcionan mediante un proceso que consiste en obtener una luz blanca con el acoplamiento de un ‘LED’ azul (cuya longitud de onda es más corta, cerca de la radiación ultravioleta) con un fósforo amarillo. Esta luz azul representa riesgos para la retina, aseguran los ópticos, ya que es más sensible a la luz ultravioleta.

Además, cada unidad de ‘LED’ tiene una intensidad de luz «muy superior» a la iluminación convencional, lo que genera deslumbramientos. Por todo ello, el CNOO recomienda que se extremen las precauciones en el uso de esta iluminación por parte de los niños, ya que el cristalino de los más pequeños «aún no está desarrollado y no puede cumplir con eficacia su función de filtrar la luz».

Los niños, mientras están jugando, aprenden y desarrollan sus capacidades visuales, explican. Por este motivo, sus primeros juguetes deben ir destinados a estimular su sistema visual y auditivo. Entre el primer y el tercer mes de vida, los juguetes deben tener colores «llamativos» y «muy vivos» y sonidos «agradables», indican desde el CNOO. Además, «deben acercarse al bebé a unos 20 centímetros para que se interesen por ellos», añaden.

En el tercer mes de vida, el niño empieza a desarrollar la coordinación entre el ojo y la mano. A partir de los seis meses, se estabiliza la visión binocular y cromática. El bebé es capaz de controlar la dirección de su mirada y comienza a controlar los movimientos de sus manos.

A partir de esta edad puede jugar ya con cubos que se apilan, juguetes con los que tenga que reconocer formas geométricas, juguetes que produzcan sonidos al tocarlos, etc. A partir de los tres años, el niño puede jugar con rompecabezas que le ayuden a desarrollar su percepción y memoria visual, señalan los ópticos.

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