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"Los homosexuales viven hasta 20 años menos"

Alba, Lunes, 4 de julio 2005

Las prácticas sexuales que implica el estilo de vida homosexual recortan considerablemente la vida. La reducción de la esperanza de vida, según un estudio realizado por el Centro de Control de Enfermedades de Washington y publicado en Psychological Reports, es de hasta 20 años.

Durante los últimos años hemos asistido a la controversia que suscitan los estudios que demuestran los perjuicios que ocasiona la actividad homosexual. No se trata sólo de cuestiones sociales, morales o religiosas, sino también de ver estas situaciones desde el punto de vista de la salud. Y lo realmente preocupante, para los gays y hombres bisexuales, es que su expectativa de vida es mucho menor que la de los ciudadanos heterosexuales.

Así queda patente en el estudio, en el que se han analizado diferentes datos del fallecimiento de decenas de miles de homosexuales. Unas muertes que son comparadas con los casos conocidos de fallecimientos por sida y cuyo número es prácticamente igual.

El doctor Paul Cameron, que es presidente del Instituto de Investigación Familiar de Colorado Springs (EEUU) y el científico que ha dirigido el estudio, no se muestra sorprendido por los resultados. Es más, afirma que sólo han servido para confirmar algo que ya se sabía y que ya habían mostrado otros trabajos científicos. Uno de estos trabajos fue elaborado hace años en la Vancouver British Columbia y publicado en 1997 por el Diario Internacional de Epidemiología de la Universidad de Oxford. En ese estudio los resultados eran prácticamente los mismos que los que ahora hace públicos el doctor Cameron.

Estudios coincidentes

La diferencia entre ambos estudios, sin embargo, es que el de Vancouver fue dirigido por un grupo de investigadores pro gays, aunque los resultados fueron demoledores contra ellos y pudieron ser utilizados por los grupos pro familia como apoyo a sus postulados de los riesgos que implica el estilo de vida homosexual. Ante esta situación los investigadores pro gays intentaron cambiar el sentido de los resultados del estudio, pero sin éxito alguno.

El folleto educativo producido por el Family Research Institute, el Instituto de Investigaciones para la Familia de Washington D. C., basado en una larga lista de estudios, investigaciones y publicaciones americanas sobre homosexualidad, viene a confirmar estos datos. Según explica, los fumadores viven menos tiempo que los no fumadores, por lo que consideramos que es peligroso fumar y las autoridades se esfuerzan por difundirlo así. {pag}

Sin embargo, la esperanza de vida de los homosexuales sugiere que sus actividades son mucho más destructivas que fumar. 5.371 partidas de defunciones de 16 diarios americanos homosexuales fueron comparadas con una amplia muestra de defunciones publicadas en otros periódicos que no eran homosexuales. Éstas últimas eran similares a los porcentajes de longevidad de los EEUU: la edad promedio para morir de un hombre casado era de 75 y el 80% de éstos alcanzó una edad avanzada (65 años o más). Para los hombres solteros o divorciados, la edad promedio era de 57 y el 32% murió a una edad mayor. Para las mujeres casadas, la edad promedio de muerte era 79; el 85% alcanzó una edad avanzada. Para las mujeres solteras y divorciadas, la edad promedio de muerte fue de 71 años y el 60% alcanzó una mayor edad.

La edad promedio de muerte para los homosexuales, sin embargo, fue prácticamente la misma en toda la nación (EEUU) y, sobre todo, menos del 2% de ellos alcanzaron la edad avanzada. La edad promedio de los que murieron de sida fue de 39 años. Para los 588 gays que murieron por otra causa, la edad promedio fue de 42 años y el 29% alcanzó una edad mayor. Las 106 lesbianas que murieron tenían una edad promedio de 45 años de edad y el 26% murió a una edad avanzada. El 2,5% de los gays murieron violentamente. Eran 87 veces más propensos a ser asesinados, 25 veces más propensos a suicidarse, y tenían una proporción de muerte por causa de accidentes de tráfico 18 veces mayor que la de hombres blancos normales de la misma edad. Los ataques al corazón, el cáncer y los fallos hepáticos eran excepcionalmente comunes entre ellos.

El 21% de las lesbianas murieron por asesinatos, suicidios o accidentes, una proporción 532 veces más alta que la de mujeres blancas normales entre los 25 y los 44 años de edad. El examen de la distribución por edades de los homosexuales, en la literatura científica, desde 1858 a 1992 sugiere un patrón similar de longevidad. El sida ha reducido aún más la esperanza de vida de los gays, pero su exposición continua a otros peligros que amenazan su salud asegura que tendrán vidas cortas.

Prácticas de riesgo

Hasta 1961 los actos homosexuales eran ilegales en los EEUU. De las principales investigaciones sobre conducta homosexual, destacan dos cosas: que los homosexuales se comportan de forma similar en todo el mundo y que los modestos cambios en su conducta han acompañado a la epidemia del sida. {pag}

Los homosexuales practican el sexo oral en la mayoría de sus contactos sexuales. El semen que tragan en muchas ocasiones contiene muchos de los gérmenes que circulan en la sangre. Por esto, los gays que llevan a cabo el sexo oral, en cierto sentido, se puede decir que consumen ’sangre humana’, con todos los riesgos médicos que esto implica.

Puesto que frecuentemente el pene tiene pequeñas lesiones (y a menudo habrá estado en sitios poco higiénicos, como es el recto), estos individuos pueden infectarse con hepatitis A o gonorrea (e incluso el virus VIH, hepatitis B y hepatitis C). Ya que muchos de los contactos ocurren entre extraños (el 70% de los gays calculan haber tenido relaciones sexuales sólo una vez con más de la mitad de los compañeros que han tenido) y los gays tienen como promedio un gran número de compañeros diferentes por año, el potencial para infectarse es considerable.

Otras enfermedades

Las investigaciones indican que cerca del 90% de los gays practican relaciones sexuales anales, y cerca de los dos tercios de éstos lo hacen regularmente. Según el Instituto de Investigaciones para la Familia de Washington D. C., en un estudio diario, durante seis meses, los gays tuvieron como promedio 110 compañeros sexuales y 68 relaciones sexuales anales en un año. Las relaciones sexuales anales son peligrosas. Primeramente, el ano debe estar lo suficientemente lubricado como para permitir la penetración del pene. Con frecuencia se utilizan los dedos y/o la lengua para dilatar y humedecer la apertura y se aplica la saliva del compañero o un lubricante artificial.

Sin embargo, la saliva contiene muchos gérmenes que no se encuentran en el recto. De esta manera, durante las relaciones sexuales anales, en el recto se mezclan la saliva y sus gérmenes y/o algún lubricante artificial, las propias heces que allí se encuentran, cualquier clase de gérmenes, infecciones o substancias que tenga el pene y el fluido seminal del que inserta el pene.

Puesto que el esperma penetra fácilmente la pared del recto (que tiene sólo una célula de espesor), se producen daños inmunológicos y se rompe o magulla la pared anal, lo cual es muy común durante las relaciones sexuales entre homosexuales.

De este modo, estas substancias tienen acceso casi directo al torrente sanguíneo. A diferencia de las relaciones heterosexuales (en las cuales el esperma no puede penetrar la vagina porque tiene múltiples capas y no contiene heces fecales), las relaciones sexuales anales son la forma sexual más eficiente de contagiar la hepatitis B y C, el VIH, la sífilis y una serie de diferentes enfermedades que se transmiten a través de la sangre. {pag}

El rompimiento o rasgadura del interior del ano durante las relaciones homosexuales es mucho más probable durante lo que llaman fisting. Es decir, cuando se introduce el puño y el brazo en el recto. Es común también el uso de ’juguetes’ (jerga de los homosexuales para referirse a los objetos que pueden insertarse en el recto).

El riesgo de contaminación y/o de tener que usar una bolsa de colostomía por causa de esta práctica es muy real. El recto no ha sido diseñado para acomodarse a estas prácticas, por lo que quienes están habituados a ellas pueden condenarse a usar pañales durante toda la vida.

A esta conducta sexual promiscua y antihigiénica la acompañan, según el Family Research Institute, la enfermedad y la muerte. Entre el 70% y el 78% de los gays aseguran haber tenido una enfermedad de transmisión sexual. La proporción de los que tienen parásitos intestinales (lombrices, trematodos, etc.) varía del 25% al 39% y al 59%. En 1992, el 83% de los casos de sida en blancos de los EEUU tuvieron lugar entre los homosexuales.

Intercambio biológico

Las prácticas sexuales típicas de los homosexuales constituyen, como explica el Family Research Institute, una historia médica terriblemente complicada. Las consecuencias de intercambiar saliva, heces, semen y/o sangre con docenas de diferentes hombres cada año son devastadoras. Con frecuencia, estos encuentros tienen lugar cuando los participantes están bebidos, drogados y/o durante una orgía. Además, muchos de éstos ocurren en sitios extremadamente antihigiénicos como baños o espectáculos pornográficos; o, debido a que los homosexuales viajan con tanta frecuencia, en otras partes del mundo.

Cada año, una cuarta parte de los homosexuales visita otro país. Gérmenes americanos frescos son llevados a Europa, África y Asia. Homosexuales extranjeros visitan regularmente los EEUU y participan en este intercambio biológico. Los viajeros son portadores de tantas enfermedades tropicales que, por ejemplo, en Nueva York tuvo que instituirse un centro de enfermedades tropicales, y los gays llevaron el VIH desde Nueva York al resto del mundo.

Según esta publicación americana, la mayor parte de los 6.349 americanos que contrajeron el sida a través de sangre contaminada en 1992 la recibieron de homosexuales. La mayoría de las mujeres que contrajeron el sida en California a través de actividad heterosexual se contagiaron por hombres involucrados en conductas homosexuales.

La extraña forma de fiebre escarlatina transmitida por el aire que acechó a San Francisco en 1976 también comenzó entre los homosexuales.
Con el aumento de estas nuevas enfermedades contagiosas, la homosexualidad no sólo eleva nuestros costos médicos, sino que incrementa los peligros de la atención médica y de la donación de sangre. {pag}

Según el Family Research Institute, los homosexuales son personas sexualmente perturbadas, involucradas en actividades peligrosas. No es un favor, según esta institución, para los que son tentados por la homosexualidad, apoyar o legitimar este destructivo estilo de vida ni es una actuación inteligente fomentar o justificar estos actos.

Homosexuales y sida

Las relaciones sexuales de homosexuales y bisexuales siguen dando quebraderos de cabeza a los profesionales sanitarios, que ven con preocupación cómo las enfermedades de transmisión sexual se producen, a veces de forma incontrolada, en estos colectivos. Muchos de sus miembros no toman las más mínimas medidas de precaución para evitar el contagio y cuando se dan cuenta, ya es tarde.
La promiscuidad es uno de los factores que provocan este aumento de enfermedades de transmisión sexual, la principal de las cuales es el sida.

 Diferentes estudios independientes han dejado claro que las personas con conducta homosexual tienen contactos sexuales múltiples con mayor frecuencia que las personas heterosexuales de su mismo grupo de edad.

Según ha explicado a ALBA el doctor Pablo Barreiro, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III de Madrid, "este hecho, la promiscuidad sexual, se sabe que incrementa el riesgo de padecer enfermedades de transmisión sexual.

Una de las más conocidas, y de más dramáticas consecuencias, es la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), hasta el punto de que en Estados Unidos o en países del norte de Europa la homosexualidad masculina es la conducta de riesgo más frecuente entre pacientes con VIH/SIDA".

Los estudios realizados y las estadísticas analizadas demuestran que en los últimos años se ha registrado un incremento alarmante de otras enfermedades de transmisión sexual entre homosexuales que viven en países desarrollados, especialmente desde que se dispone de tratamiento eficaz contra el VIH. "Se piensa que la disponibilidad de fármacos que evitan la muerte por sida ha llevado a este colectivo a relajar las medidas preventivas, y a volver, en algunos casos, a comportamientos sexuales de riesgo", señala el doctor Barreiro.
Esta relajación de medidas preventivas ha provocado un aumento de los casos de sífilis y de uretritis bacterianas, como la gonococia.

Incluso se han dado brotes epidémicos de infecciones que habitualmente no se transmiten por vía sexual, como la hepatitis A o la hepatitis C.

Relación heterosexual

Las diferencias de comportamiento en la vida cotidiana de homosexuales y heterosexuales son abismales. Cualquier estudio independiente que se haya realizado en los últimos años deja meridianamente claro que las relaciones homosexuales, en comparación con las heterosexuales, entrañan más riesgo para la transmisión de enfermedades infecciosas.

Según el doctor Pablo Barreiro, "en general son relaciones más traumáticas, especialmente para el individuo receptivo, lo que significa que se producen con frecuencia erosiones en la mucosa rectal, más frágil que la de la vagina o del pene, que son las que entran en contacto en las relaciones heterosexuales. Estas heridas en la mucosa del recto podrán ser la puerta de entrada de las infecciones transmitidas sexualmente.

 Además, al riesgo que entraña el intercambio de fluido seminal hay que añadir que con frecuencia se producen sangrados en el curso de la relación homosexual". Datos como éstos avalan la teoría de que el riesgo de transmisión del VIH por vía homosexual es entre 5 y 10 veces superior que por vía heterosexual.

Y a la grave situación sanitaria y personal que tiene lugar cuando se produce la transmisión de una enfermedad sexual hay que añadir los costes económicos, nada desdeñables, y que sólo pueden ser sufragados en los países del Primer Mundo.

Así lo señala el doctor Barreiro, quien recuerda que "el coste de los medicamentos antivirales (unos 700 euros por paciente-mes), pero sobre todo la infraestructura sanitaria necesaria para administrarlos correctamente hacen que el tratamiento del VIH sólo esté ampliamente disponible en países desarrollados. {pag}

Los pacientes deben acudir a revisión cada tres meses, realizándose una serie de análisis de sangre que incluyen estudios sobre las células del sistema inmune y la cuantificación del VIH en sangre".

Pero además, muchas veces el tratamiento falla, por lo que se hace necesario realizar un estudio de resistencias; una prueba que requiere de instrumental y personal de laboratorio altamente especializados.

También es preciso evaluar periódicamente a los pacientes para detectar la posible aparición precoz de toxicidad a causa de los fármacos, y así evitar efectos adversos graves o irreversibles. Estos análisis y tratamientos no se pueden realizar en países pobres de África y de otros continentes, muchos de cuyos ciudadanos infectados se mueren tirados en las calles.

Cómo evitar el contagio

El doctor Pablo Barreiro, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III de Madrid, recuerda las recomendaciones fundamentales para evitar la difusión de enfermedades de transmisión sexual, por orden de eficacia:

- Retrasar el inicio de las relaciones sexuales.
- Fidelidad en las relaciones sexuales.
- Evitar la promiscuidad sexual y las relaciones sexuales de riesgo.
- Utilizar métodos profilácticos.