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La caza de brujas podría volver

El Periódico, Miércoles, 2 de marzo 2005

Si tuviera algo que ver con Hollywood, no estaría nada tranquilo. Me satisface que hayan sido premiadas con el Óscar las películas de Alejandro Amenábar y Clint Eastwood, que plantean favorablemente la opción hasta ahora tabú de la eutanasia.

Pero si en mi pasaporte pusiera que soy norteamericano y mi oficio fuera el cine, me embargaría el terror, temeroso de que en cualquier momento pudiera comenzar una caza de brujas, del estilo de la que sacudió Hollywood en los años 50 contra los profesionales de ideas progresistas.

Al saberse el palmarés de este año, muchas personas se han formulado la misma pregunta: ¿cómo puede ser que en una sociedad tan conservadora como la norteamericana se hayan galardonado unos filmes que están a favor de la eutanasia?

Pero la pregunta del millón de dólares es otra: ¿como se explica que los de la Academia del Cine se hayan atrevido a votarla, si hay un presidente como George Bush, más envanecido que nunca después del gran resultado de la reelección?

Es un hombre que se apunta a todo lo reaccionario. Está a favor de la pena de muerte, que como gobernador de Texas la ratificó un día sí y otro también. No quiere saber nada de las propiedades sanitarias de las células madre. Si al Dios que tantas veces cita al cabo del día no le gusta, a él tampoco, Y el mismo rechazo le produce la eutanasia.

Lo que me pregunto ahora es si se trata de un desafío de Hollywood al presidente. No le gusta que el cine trate sobre la eutanasia si no es para condenarla, pues no se premia una película, sino dos.

Es una evidente provocación. Habrá que esperar a ver cómo acaba el caso. Por lo que pueda ser, si a mí me pudiera afectar, me exiliaría una temporada en México o Canadá.