A pesar del paso del tiempo está claro que Wilfredo Espina es de esos periodistas que no quita sus ojos de la actualidad. Sabe perfectamente lo que pasa en la política de su Cataluña y no toma aire para lanzar sus críticas a la actual situación. “La situación del periodismo es preocupante” dice este septuagenario vehemente con propiedad.

¿Cómo interpreta el desenlace del polémico caso del 3%?

Que el President Maragall no ha contestado a qué se refería con su denuncia del 3%. Ha pedido excusas, pero no ha retirado la acusación. Y que Artur Mas, de CiU, chantajeó con no apoyar la reforma del Estatut, y retiró precipitadamente la querella. Que antes hubo conversaciones entre Montilla y Durán, que para algo serían. Luego, la sospecha de corrupción sigue en la opinión pública. Y será bueno que se llegue hasta el fondo y en todos los casos, Govern y ayuntamientos. No se puede volver a tapar la olla que todo un presidente de la Generalitat ha destapado en pleno Parlament.

¿Cómo ha visto la forma en que los medios han informado sobre el tema?

Entre todos los medios -cada uno a su manera- se ha dicho casi todo. Pero no se ha podido dar la respuesta de Maragall, porque éste no la dado. No se puede acusar sin pruebas y no se puede callar cuando se le piden explicaciones sobre la acusación. Pero pienso que ha hecho un gran favor a la política y a la sociedad catalana, y seguramente a la española, porque ahora habrá que investigar. La credibilidad se gana  clarificando, no tapando. Algunos medios han desviado el fondo de la cuestión.

¿Cómo observa la relación de los medios con el Tripartito?

Hay una propensión excesiva en perdonárselo todo e incluso a ponerse de su parte. La izquierda siempre es más atractiva que la derecha para la prensa y para la intelectualidad, incluso cuando no tiene razón. Un toque de izquierdismo queda bien.

¿Existe una información independiente?

Faltan medios más independientes, y sobran medios servidores, a veces serviles, a las formaciones políticas o a los intereses económicos. En este caso se ha vuelto a confirmar escandalosamente. Los partidos y los medios deben ser transparentes. Las cuentas de los partidos y las de los medios deberían hacerse públicas cada año a través de los propios medios, y la ocultación de datos debería ser penalizada. Así  tendríamos una democracia de más calidad.

En el año de gobierno de Zapatero ve alguna diferencia con la política comunicacional que ejercía el Gobierno de Aznar?

Pienso que, por ahora, hay más apertura informativa, pero se está en camino de volver a controlar o influir en los medios. Las restricciones del Govern de la Generalitat para que los periodistas
pudieran informar libremente del caso Carmelo es un claro ejemplo. Y, más allá de gestos bonitos, como la Creación del comité de sabios, la política Audiovisual empieza a ser preocupante.

¿Cómo ve la calidad del periodismo?

Preocupante, por todo lo que he dicho. En teoría hay libertad de información -que costó mucho conseguir-, pero en la práctica no se aprovecha. Desapareció la "censura oficial", pero hay muchas censuras y más sutiles. Y muchos profesionales y empresas de medios se pliegan a sus dictados.