Los orígenes de la solidaridad

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El anciano más anciano del mundo

La Vanguardia, Jueves, 7 de abril 2005

Más de un millón y medio de años antes de que apareciera nuestra especie, otros humanos con un cerebro de la mitad de tamaño que el nuestro ya cuidaron de uno de sus ancianos enfermos, según prueban un cráneo y una mandíbula descubiertos en Dmanisi (Georgia).

Las dos piezas proceden de un mismo especimen que perdió toda la dentadura excepto el colmillo inferior izquierdo años antes de viejo y enfermo. Dado que la carne era el alimento principal de su grupo, y dado que no podía masticarla, y que además posiblemente no podía participar en actividades de caza, "nuestra hipótesis es que el grupo cuidaba de él; puede que incluso le ayudaran a triturar la comida", explicó ayer el paleontólogo David Lordkipanidze, director de la investigación, que presentó el hallazgo en la Universitat de Barcelona y en CosmoCaixa. Los detalles de la investigación se publican hoy en la revista científica Nature.

Los fósiles de Dmanisi, con una antigüedad estimada en 1,8 millones de años, son los más antiguos del género humano hallados fuera de África. Desde 1999 han aparecido en el yacimiento de Georgia cuatro cráneos que cu-bican entre 600 y 775 centímetros cúbicos. Las herramientas de piedra que tenían aquellos "primeros inmigrantes que salieron de África", como los definió ayer Lordkipanidze, también eran "sorprendentemente arcaicas". Eran herramientas que los arqueólogos llaman Modo 1 porque no se ha descrito ninguna tecnología más primitiva: se trata sólo de piedras con un borde cortante.

Los fósiles de Dmanisi "rompen con la idea que teníamos de que la humanidad no pudo salir de África hasta que no desarrolló un cerebro grande y herramientas de piedra sofisticadas", explicó ayer Lordkipanidze.

Pero muestran que, cuando salió de África, ya tenía una organización social lo bastante compleja para cuidar de una persona anciana y enferma. El descubrimiento "tiene una importancia enorme", ha destacado el arqueólogo Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca, que no ha participado en la investigación. "Los fósiles de Dmanisi prueban que, desde el principio del género Homo, los humanos ya empleaban la tecnología para cuidar de personas discapacitadas. Por lo tanto, la tecnología nos humaniza".

Hasta ahora, los ejemplos más antiguos de cuidado de ancianos son dos neandertales de menos de 100.000 años de antigüedad hallados en los yacimientos de la Chapelle-aux-Saints y de Bau de l´Aubésier, en Francia.

{imagenleft}http://www.periodistadigital.com/imgs/20050407/xedi1_1.jpg{separador}Yacimiento Dmanisi{/imagenleft} En el cráneo y la mandíbula de Dmanisi, veinte veces más antiguas, los alveolos dentales (la cavidad que se encuentra bajo cada diente) están reabsorbidos. Es decir, la cavidad ha desaparecido y ha quedado tapada. Dado que este proceso de remodelación de la mandíbula tras la caída de un diente es largo, los investigadores han concluido que el abuelo de Dmanisi se quedó sin dientes por lo menos dos años antes de morir.

Unas manchas oscuras en el cráneo indican que el especimen estaba enfermo. "No sabemos qué enfermedad tenía; puede que fuera sífilis, pero es algo que todavía tenemos que investigar", declaró ayer Lordkipanidze.

El hecho de que la parte anterior de la mandíbula quede adelantada respecto a la cara confirma que era un anciano, ya que "en los humanos la mandíbula tiende a desarrollarse hacia adelante a lo largo de la vida", explicó ayer Bienvenido Martínez, paleontólogo de la Universitat Rovira i Virgili que participa en las investigaciones de Dmanisi.

Lordkipanidze advierte que no se sabe si los dientes cayeron por la edad o por la enfermedad. Pero los investigadores no conocen ninguna enfermedad que pueda causar la caída de toda la dentadura como en el especimen de Georgia. "Es algo que también tenemos que investigar", reconoció.

Tampoco se ha establecido por ahora a qué especie pertenecen los fósiles de Dmanisi. Lordkipanidze defiende que se trata de una especie nueva de la que descienden los Homo erectus que se extendieron después por toda Asia.

Al no tener dientes, el anciano de Dmanisi sólo podía ingerir alimentos blandos. Su dieta podía incluir frutos silvestres como moras y bayas, pero estos frutos sólo se encuentran unas semanas al año en la latitud de Dmanisi. Podía incluir también huevos de aves como un avestruz gigante del que se han encontrado restos en Dmanisi. "Probablemente -aventuró Lordkipanidze- aprovechaba tejidos blandos como la médula ósea y el cerebro" de los animales que cazaba o carroñeaba el grupo.Y también es probable que comiera carne de estos animales. Pero, dado que no podía masticarla, y dado que sus primitivas herramientas de piedra no servían para picar la carne, "es posible que otra persona masticara primero la carne y se la diera", aventuró ayer Robert Sala, arqueólogo de la Universitat Rovira i Virgili.

Una de las imágenes que presentó ayer Lordkipanidze en Barcelona muestra a un adulto dando de comer al anciano. "No sabemos si esta escena ocurrió realmente -advirtió el investigador-. Por ahora es una hipótesis. Pero estoy contento de poder aportar algo positivo, y no sólo elementos de agresión, al estudio de la evolución del comportamiento humano".