Las propiedades ópticas y mecánicas de los tejidos biológicos, como el camuflaje o el endurecimiento de la piel, actúan de manera conjunta en organismos como cefalópodos, anfibios y camaleones. Se trata de mecanismos de señalización y defensa que han inspirado el diseño de diversos elementos biomiméticos –inspirados en la naturaleza para solucionar problemas humanos–.
Sin embargo, la integración de estas dos características en materiales sintéticos no había sido posible hasta ahora. Un grupo de investigadores, liderado por Mohammad Vatankhah-Varnosfaderani, del departamento de química en la Universidad de Carolina del Norte (EE UU), ha desarrollado un material capaz de variar tanto su rigidez como su color al someterlo a distintos grados de tensión.
Algunos tejidos blandos y dóciles, como la piel, se endurecen rápidamente como reacción a fuerzas de deformación para evitar lesiones y proteger al cuerpo. Según el artículo, publicado esta semana en Science, sus módulos elásticos aumentan a tasas mucho más altas que en los elastómeros, geles y termoplásticos convencionales.
Otro de los mecanismos de esta barrera externa en organismos como los camaleones es cambiar de color según el estado más o menos relajado del animal, leer má en SINC.