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Qué hacer y ver en Lisboa este verano

Qué hacer y ver en Lisboa este verano
Lisboa Paul Monzón

Con el Océano Atlántico como telón de fondo, Lisboa es sin ninguna duda una ciudad de edificios de piedra caliza que se desmigajan, azulejos de colores en las paredes y techos de tejas rojizas. Siendo la capital más antigua del Oeste de Europa, la de Portugal tiene un pasado fascinante que se deja ver en la enorme cantidad de monumentos, iglesias opulentas y museos llenos hasta los topes que hay que ver. y por ello Skyscanner te ofrece diez interesantes razones;

Contacto Travellers: @monzonpaul

1. Castillo de San Jorge

Del siglo VI, las dieciocho torres del Castillo de San Jorge dominan con elegancia el perfil de la ciudad. Desde su posición privilegiada se pueden admirar casi todos los lugares que hay que ver en Lisboa. Esta fortificación ha sobrevivido a asedios, guerras y a un terremoto y hoy es la atracción turística más popular de la capital lusa. Los visitantes pueden descubrir más sobre el interesante pasado de la ciudad en el museo del castillo que está ubicado en el antiguo palacio. O también pueden visitar la Torre de Ulises, que hoy alberga una Cámara Oscura con la que podrán disfrutar de vistas de toda la ciudad en tiempo real.

2. Torre de Belem

Uno de los símbolos por excelencia que ver en Lisboa y absolutamente imperdible. La Torre de Belén se construyó a principios del siglo XVI a orillas del río Tajo como una estructura defensiva y también para dar la bienvenida a los viajeros que regresaban de explorar el mundo. Esta joya de la arquitectura portuguesa es una verdadera maravilla y no nos extraña que sea Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Una visita que te dejará con ganas de zarpar a lugares exóticos. Justo al lado está el Monumento a los Descubrimientos, un lugar de lo más fotogénico.

4. Alfama

Si buscas el romanticismo y la melancolía de la capital más antigua de Europa, entre las cosas que hacer sin falta en Lisboa deberás incluir una visita al barrio de Alfama. El barrio más ancestral de la ciudad es un área que da la sensación de haber estado ahí siempre, o casi, con la colada colgando de los balcones de sus edificios coloridos y niños jugando en las calles. En esta vecindad descubrirás algunas iglesias increíbles y casas llenas de azulejos que te quitarán el sentido. El centro histórico de Lisboa es el lugar ideal para alejarte del mundanal ruido y disfrutar de un buen café con un dulce local. Si vas a finales de junio, no te pierdas las celebraciones de las fiestas de San Antonio en sus calles empinadas.

5. Tomar un tranvía

Sin duda, se trata de una de las cosas más típicas que hacer en Lisboa. Aunque hay muchas maneras de moverse por la ciudad, ir y no subirse en uno de sus tranvías amarillos históricos es casi un pecado capital. Son una manera excelente de descubrir las principales atracciones de la capital lusa ya que están por todas partes y se atreven incluso con las calles más empinadas. Puestos a elegir, súbete en el que cubre la ruta número 28, que pasa por algunos de los rincones imprescindibles de Lisboa como la Catedral de la Sé. Con el billete de día podrás subir y bajar cuando quieras.

6. Disfrutar del barrio de La Baixa
El encantador barrio de la Baixa es un buen lugar para pasar una tarde callejeando y disfrutando de los monumentos que ver en Lisboa sin tener que enfrentarse a las cuestas del resto de la ciudad. Puedes empezar por la fabulosa Plaza de los Restauradores, seguir hasta la Plaza del Rossio, con su estación de tren modernista y acabar en la Plaza del Marqués de Pombal. La Plaza del Comercio también es un buen rincón donde sentarse a descansar las piernas y tomar algo. Si no te apetece andar, siempre puedes montarte en el tranvía número 12, que recorre buena parte de La Baixa.

7. Parque de las Naciones

l moderno Parque de las Naciones ofrece un contraste con el centro histórico de Lisboa. Situada al este de la ciudad, sufrió una profunda reforma en 1998 y es aquí donde encontrarás hoy la arquitectura más contemporánea de Portugal, además de un puerto novísimo. Una de las joyas de la corona es el Oceanario de Lisboa, el acuario más grande de Europa. Aquí los visitantes pueden andar alrededor del tanque central y maravillarse ante la profusión de peces y tiburones. Con exposiciones impresionantes que recrean varios ecosistemas y albergan a unas 450 especies de animales marinos, su objetivo principal es educar a los visitantes sobre la necesidad de invertir en la conservación de los océanos. Si te gusta el buceo, pero te has olvidado el traje en casa, acércate al Oceanario y no te arrepentirás. Sin duda, una de las cosas que hacer en Lisboa si vienes con niños.

8. Monasterio de los Jerónimos

Entre las cosas que ver sin falta en Lisboa, hay varios que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En el barrio de Belem, el Monasterio de los Jerónimos es uno de ellos. Espectacular como pocos, este enorme complejo del siglo XVI contiene la tumba del explorador Vasco de Gama, salas enormes con bóvedas y columnas decoradas con profusión en estilo manuelino, uno de los mejores claustros del mundo y techos en los que las arterias se funden con una gracia especial. ¡Ni se te ocurra perdértelo!

9. Comer un pasteis de Belem

Entre las cosas que hacer en Lisboa no debes olvidar disfrutar de su rica gastronomía. Los pasteis de nata son el dulce por excelencia de Lisboa (y, por ende, de Portugal) y ninguna visita a la capital lusa debería concluir sin haberlos catado. Este dulce goloso, cremoso y cubierto de azúcar y canela en polvo es un verdadero manjar. Hay muchos lugares donde comerlos, pero el más tradicional es la confitería que les da nombre: Pasteis de Belem. Está situada muy cerca del Monasterio de los Jerónimos, así que antes o después de visitarlo, escápate, siéntate y deja que tus papilas gustativas disfruten.

10. Callejear por el Barrio Alto

Tras caminar todo el día para explorar las mil y una cosas que hay que hacer en Lisboa, llega la noche y toca relajarse, divertirse y entregarse a la fiesta. Para ello, explora el alma de la ciudad visitando el Barrio Alto, el empinadísimo distrito que está justo por encima de la tradicional Alfama. Durante el día es un lugar tranquilo y residencial en el que el reloj parece haberse detenido. Pero, una vez el sol se ha puesto, es un lugar de lo más entretenido. Disfruta de un mojito con vistas, piérdete en conversaciones con los lugareños y luego toma un viejo tranvía de vuelta al hotel o a cualquiera de las muchas discotecas lisboetas donde la fiesta dura hasta el amanecer. ¿Qué más podrías pedir?

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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