ARGENTINA-SEQUÍA

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El campo argentino padece un cuadro desesperado por la peor sequía en más de medio siglo

Agencia EFE, Lunes, 19 de enero 2009
Los productores agropecuarios argentinos padecen una situación desesperada por la peor sequía que se recuerda en los últimos setenta años, un fenómeno que supondrá pérdidas millonarias para uno de los principales productores y exportadores mundiales de alimentos.

Una caída en la producción de granos de entre 15 y 20 millones de toneladas y la mortandad de unos 600.000 vacunos son las caras más visibles de esta problemática que golpea en corazón del área agrícola de Argentina.

"La situación es realmente muy grave", aseguró hoy a Efe el experto agrónomo César Gagliardo, presidente de la consultora Artegran, quien vaticinó que si esta semana no llueve, la cosecha de soja será de 43 millones de toneladas, frente a una recolección de 46,2 millones de toneladas en la campaña anterior.

Los pronósticos son peores para el caso del maíz, del que se podrían recolectar este año apenas 12 millones de toneladas, un 45 por ciento menos respecto de la campaña anterior.

Pablo Ciampitti, un productor de la localidad bonaerense de Lincoln, tenía en su campo una laguna de 60 hectáreas que se secó por completo y ha tenido que realizar perforaciones de 25 metros de profundidad para extraer algo de agua para el ganado.

"No hay cosecha. No sé qué vamos a hacer. La situación es muy desesperante. La soja prácticamente se está muriendo y el maíz, con un grano tan pobre que no sirve, lo estoy cosechando para dárselo a las vacas", contó Ciampetti a Efe.

El panorama para el maíz es grave en ciertas zonas como la provincia de Entre Ríos (noreste), donde se perdió el 80 por ciento de lo sembrado, motivo por el cual el distrito fue declarado este lunes en "desastre agropecuario".

"La severa sequía que atraviesa nuestra provincia es inédita para mi generación. No recuerdo en casi 50 años una situación tan grave y que tenga como origen al clima", dijo el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, quien solicitó al Gobierno de Cristina Fernández declarar la "emergencia" en todo el país.

Una recorrida por los otrora fértiles campos argentinos ofrece hoy una misma postal: productores agobiados que miran resignados el suelo agrietado y un horizonte sin lluvias a la vista.

En provincias como Buenos Aires, Córdoba y La Pampa el panorama es aún más desolador por una plaga de tucura, una especie de langosta que ha revivido por la sequía y que arrasa con los cultivos.

También se prevén pérdidas de rendimiento en la producción de girasol y sorgo y el desarrollo paupérrimo de los forrajes ya ha asestado un duro golpe a la ganadería, con el enflaquecimiento de los animales o su muerte por inanición y sed cuando los productores no pueden afrontar los altos costos de comprar y transportar camiones con agua potable desde cientos de kilómetros.

En los establecimientos dedicados a la lechería, la productividad promedio diaria ha bajado de veinte litros por animal a solo doce, según Gagliardo.

Silvio Corti, un pequeño productor de frutas y hortalizas de la localidad bonaerense de San Pedro, también padece por la escasez de precipitaciones.

"Nos hemos quedado sin producción, solo esperamos recuperarnos en 2010. La producción de durazno cayó un 50 por ciento, la batata no crece por la falta de agua y la próxima campaña de naranjas, en el invierno, va a ser nula por la sequía", explicó a Efe Corti.

Según fuentes oficiales consultadas por Efe, el Gobierno argentino prepara una batería de medidas para asistir a los productores afectados.

Pero para Gagliardo, las autoridades no han "tomado aún conciencia de la real dimensión de la problemática, que no es solo del productor al que se le cae la cosecha, sino también de las industrias relacionadas y de una cadena de pagos quebrada en los pueblos del interior".

El experto calculó que el Fisco percibirá este año 4.000 millones de dólares menos por el impuesto a las exportaciones de granos debido a una menor cosecha por la sequía.

Para los productores, en tanto, las pérdidas de facturación por la caída de producción de granos y la mortandad de animales podría llegar a 7.800 millones de dólares, según un informe de Confederaciones Rurales Argentinas.

Ésta y otras tres patronales agropecuarias, que el año pasado protagonizaron fuertes protestas contra el Gobierno por sus políticas hacia el sector, reclaman que se declare al país en estado de "desastre" por la sequía.