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"Corregir no es pegar", campaña para erradicar el castigo físico a los niños

Agencia EFE, Jueves, 15 de diciembre 2005
El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y Save the Children presentaron hoy la campaña "Corregir no es pegar", una iniciativa para erradicar el castigo físico a los niños y concienciar a los padres de que el azote en el culo o la bofetada no sólo contravienen las normas legales, sino el fin mismo de la educación.

En el marco de esta campaña, se repartirán en las clases de preparación al parto y en las escuelas y asociaciones de padres trípticos informativos en los que se apuesta por no unir autoridad y disciplina a violencia y se señala que cualquier castigo físico, a pesar de estar aceptado socialmente, vulnera los derechos del niño.

Save The Children considera que la campaña es una "necesidad social", ya que, según los datos recopilados a partir de varias encuestas, el 56,9 por ciento de los adultos cree que, a veces, es necesario pegar a un niño para educarlo, y el 41 por ciento de los niños piensa que "alguna vez" es necesario pegar a un niño para imponerle disciplina.

La secretaria de Estado de Servicios Sociales, Amparo Valcarce, defendió el respeto a la "integridad física y moral" de niños y jóvenes y abogó por erradicar de las pautas culturales el castigo físico, porque "reforzar los valores educativos y la autoridad de los padres nunca puede comportar violencia".

El objetivo de la campaña, apoyada también desde los ministerios de Justicia, Sanidad y Educación, es "lograr que en nuestra sociedad se entienda que tiene la misma gravedad dar un grito o una bofetada a un niño que a un adulto", según explicó la responsable del programa de violencia e infancia de Save The Children, Pepa Horno, El castigo físico se acepta prácticamente en todos los países, pero comienza a ser cuestionado, y el propósito de esta ONG es que llegue a ser tan incomprensible como ahora lo es el que un maestro pegue a un niño.

Entre las ideas para resolver un conflicto con los hijos, en la campaña se apuesta por la comunicación y el respeto, por escuchar antes de castigar y por encontrar el momento adecuado.

Pero ¿qué hacer ante el berrinche incontrolado de un niño en un lugar público?; para Horno es necesario que el padre razone antes de actuar, que aguante la rabieta y que, cuando se calme, negocie con el pequeño.

El principio es hacer entender al niño que la violencia no es aceptada por ninguna de las dos partes y para ello resulta fundamental mantener el control, igual que se mantiene en el resto de las circunstancias de la vida cotidiana, apuntó Horno, convencida de que "si yo no acepto que me peguen un azote en el trasero, debo de actuar de igual manera con mis hijos".

Valcarce, que hace un año anunció que había trasladado al Ministerio de Justicia la posibilidad de reformar el artículo del Código Civil que permite "corregir razonable y moderadamente" a los hijos para salvaguardar el pleno respeto a la dignidad del menor, consideró hoy que la legislación española es clara, porque el Código Penal no permite la violencia física en el ámbito familiar.

De hecho, una sentencia reciente ha precisado que "corregir" es "advertir, amonestar o reprender".

Valcarce quiso dejar claro que el objetivo no es criminalizar a los padres, y Horno, aunque reconoció que con la legislación actual, el padre que dé una bofetada a su niño podría ser denunciado, apostó por acercarse a él y "ayudarle a pensar" sobre su comportamiento.

A su juicio, el castigo físico "no es una cuestión de educación, sino de derechos humanos" y es necesario iniciar un debate en el que padres y madres cuestionen sus comportamientos y eviten pensar, por ejemplo, "a mí mi madre me pegó y soy una buena persona".

Horno, quien destacó que un niño no puede entender que se le pegue, por ejemplo, por haber pegado a un compañero de colegio, advirtió que con azotes y bofetadas se legitima la violencia como modo de resolver conflictos y se transmite que la autoridad y el amor pueden convivir con la violencia.