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Jueces del Supremo se suben al escenario con Plácido Domingo

Agencia EFE, Lunes, 20 de marzo 2006
Tres jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos, sin ningún asomo de pánico escénico, se sumaron al tenor español Plácido Domingo para celebrar a lo grande medio siglo de la Opera Nacional de Washington (WNO).

Celebridades del ámbito cultural, funcionarios de alto rango del Gobierno de EEUU y diversos representantes del cuerpo diplomático se dieron cita anoche en el Kennedy Center para festejar los éxitos que ha cosechado la Opera Nacional de Washington desde que fue fundada en 1956.

El programa cultural, en el que se multiplicaron los elogios a Plácido Domingo como artista y director general de la WNO desde hace diez años, comenzó bajo la dirección del maestro Heinz Fricke, con la obertura "El rapto del serrallo", de Wolfgang Amadeus Mozart, la misma con que la WNO abrió sus puertas hace cinco décadas.

La primera aria de la noche, "O mio babbino caro" de la obra "Gianni Schicchi" de Giacomo Puccini, estuvo a cargo de Anna Netrebko, quien más adelante cantaría con Plácido Domingo un apasionado dueto de "El gato montés", de Manuel Penella.

Tras un repaso de las presentaciones de la WNO en su medio siglo de vida, algunas de las actuaciones incluyeron al violinista ruso Vadim Repin.

El toque de humor lo puso Alan Held, quien, con una enorme guía telefónica en la mano, cantó sobre las numerosas conquistas amorosas de "Don Giovanni", de la obra "Madamina" de Mozart.

Durante un acto satírico, "La audición", Kristin Chenoweth interpretó el papel de una cantante desesperada por conseguir un espacio en la compañía Domingo-Cafritz, creada por el propio Plácido para fomentar el talento de jóvenes artistas.

Chenoweth no sólo logró la contratación sino que su novio, el barítono Trevor Scheunemann, le propuso matrimonio. Pero para la boda se requieren testigos y es cuando aparecieron sobre el escenario tres jueces del Tribunal Supremo de EEUU, Ruth Bader Ginsburg, Stephen Breyer y Antonin Scalia.

Ninguno de los magistrados pronunció palabra alguna -más bien parecían parte del decorado en el escenario-, pero su presencia fue suficiente para arrancar los aplausos y las risas de la audiencia.

"Me pareció muy buena", dijo a EFE el fiscal general de EEUU (cargo equivalente en este país al de ministro de Justicia), Alberto Gonzales, a manera de comentario sobre la actuación de los jueces.

Una fuente diplomática bromeó que la próxima vez Ginsburg, Breyer y Scalia tendrán que cantar.

Dos grandes ausentes por enfermedad fueron Denyce Graves y Salvatore Licitra, catalogados como dos de las grandes estrellas de la WNO.

No obstante, la gala, a la que asistieron unas 2.200 personas -que pagaron cada una 1.000 dólares por el concierto y la cena-, logró recaudar poco más de cuatro millones de dólares para la WNO, según los organizadores.

A juzgar por los críticos, la WNO ha cumplido la profecía de 1956 de ser el lugar "para ver y ser vistos" en la capital estadounidense.