El escritor Fernando Schwartz, ganador
de la X edición del Premio Primavera de Novela 2006, ha presentado
hoy en Pamplona su obra "Vichy, 1940" que, según dijo,"es mi mejor
novela" porque "está hecha desde la "madurez" y el libro "que más me
ha gustado escribir".
La novela de Fernando Schwartz, nacido "por casualidad" en
Ginebra (Suiza) en 1937, diplomático de carrera, que le ha llevado a
residir en Roma, Viena, Centroamérica, París, Londres, Nueva York,
Kuwait o la Habana, está situada en los tiempos convulsos de la
ocupación nazi en Francia, bajo el gobierno colaboracionista de
Vichy.
Es un libro, a juicio del autor, "no tan divertido como otros que
he escrito", pero tiene "una connotación que los anteriores no
tenían", y al respecto incidió en que "cuando escribes desde la
madurez, ya no estás relatando unas anécdotas o una historia,
necesitas además imprimirles un cierto carácter moral".
Y no necesariamente, según agregó el escritor a Efe,
"proporcionar culpas e inocencias pero sí darle un tratamiento
profundamente moral a cuanto relatas, explicar las razones, ver las
reacciones, y eso no se resuelve contando simplemente una historia",
puntualizó.
En ese sentido, el escritor ganador asimismo del Premio Planeta
1996 con "El desencuentro", insistió en que "Vichy, 1940" "es mi
mejor novela", tras lo que precisó que "no tiene tintes biográficos
es más a nivel de madurez más autobiográfica", aunque reconoció que
el protagonista que cuenta la historia "es un diplomático, y, claro,
es un personaje que conozco bien".
Y es que, Fernando Schwartz desempeñó puestos diplomáticos en
Costa Rica, Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania y Kuwait, entre
otros lugares, para después dirigir el programa "Lo+Plus" durante
más de nueve años, si bien ahora vive en Mallorca porque "encontré
un día un sitio en la isla que me gustaba, y ahí me quedé".
El amor, según reconoció el escritor, está muy presente en su
obra, y es que "en las relaciones humanas es muy importante, siempre
hay amor", y porque en la guerra, en la que está enmarcado el libro,
"siempre lo descarna, y los sentimientos es como si tuvieran
arteriosclerosis, tienen unos términos nerviosos tan pelaos, que
hace que la gente los tenga más florecientes".
Al respecto, prosiguió que el choque entre un diplomático
relativamente indiferente, porque ya ha pasado de los 50 años, que
"ve la vida desde un ángulo más destacado, más separado y mucho más
escéptico" y el de una mujer mucho más joven, de 28 años, "que
tienen muchas más fuerza vital, mucha menos sofisticación y por
consiguiente es más pasional", el choque que surge "entre esos dos
trenes es tremendo, entre otras cosas porque la joven al pobre
diplomático lo desensilla y lo desarma".
Reiteró que "es la novela con la más contento estoy, a nivel
histórico creo que es muy precisa, bien construida", aunque no se
atrevió a calificarla de "redonda, porque eso tiene unas
connotaciones de perfección"", pero sí la consideró "circular o
esférica porque está terminada en sus propios términos, y, en ese
sentido, me satisface".
"He descubierto lo fácil que es mezclar personajes inventados con
los reales", recalcó el escritor, porque "no están alejados ninguno
de ellos de la realidad o de la ficción, todo se entremezcla".
En cuanto a la parte histórica de la obra, Schwartz dijo que los
protagonistas "crearon un mundo muy turbio", ya que cuando se
arruinó la república francesa, "quedaron en pie los que realmente
querían aprovecharse de ella", un mundo, a su juicio, "mísero, tan
sucio, tan poco patriótico, un mundo terrible, y eso es lo que más
me ha gustado sacar a la luz".
Aunque no quiso dar detalles de su próxima obra, Fernando
Schwartz anunció que ya está trabajando en su próxima novela,
también con tintes históricos, la cual, una vez más "hace referencia
a un tema europeo", tras lo que concluyó que "soy consciente de que
no sólo hay que escribir bien de historia sino también hay que
escribir bien novela" y sentenció "eso no es nada fácil".