El primer ministro británico, Tony Blair, pidió esta noche a Irán y Siria que se involucren en la búsqueda de paz para Irak y el conjunto de Oriente Medio o, de lo contrario, se enfrentan al aislamiento internacional.

En una intervención sobre política exterior en Mansion House, residencia del alcalde de la City (centro financiero) de Londres, el jefe del Gobierno desveló su "estrategia global para Oriente Medio", que pasa porque la república islámica retire su apoyo a insurgentes y se muestre cooperador con las potencias occidentales.

Irán, que según Blair apoya a terroristas en Irak, Líbano y Palestina, afronta "una clara elección estratégica".

Si decide apoyar el proceso de paz en Oriente Medio, deja de apoyar el terrorismo en Irak y el Líbano y cumple sus obligaciones sobre no proliferación nuclear, "será posible una nueva asociación", dijo el "premier" británico.

"Alternativamente, se enfrentan a las consecuencias de no hacerlo: el aislamiento", advirtió.

En su discurso, Blair atribuyó la violencia en Irak a que fuerzas externas apoyan a una minoría de extremistas.

"El propósito (de la violencia) es ahora claro: provocar una guerra civil", afirmó el primer ministro, para quien esa violencia "no es un accidente o el resultado de una planificación defectuosa, sino una estrategia deliberada".

"Es el resultado directo de extremistas externos colaborando con extremistas de dentro -como Al Qaeda con los insurgentes suníes, la milicia chií apoyada por Irán- para fomentar un odio que impida la posibilidad de una democracia no sectaria".

En su discurso, pronunciado la víspera de que intervenga en el debate del Grupo de Estudio estadounidense encargado de diseñar una nueva estrategia para Irak, Blair insistió en que buena parte de la solución al conflicto en el país árabe ha de buscarse fuera de ese territorio, "en toda la región, donde operan las misma fuerzas, donde se encuentran las raíces del terrorismo global".

Subrayó que su estrategia para Oriente Medio no empieza con la implicación de Siria e Irán, sino en la resolución de las tensiones entre Israel y Palestina, que son el núcleo del conflicto más amplio que afecta a la región.

Blair aclaró que su plan no conlleva "un cambio de política hacia Siria e Irán", dos países que, por otra parte, "no tienen intereses idénticos".

Tras abordar la crisis israelí-palestina, "hay que avanzar en el Líbano" y unir a todas las voces moderadas árabes y musulmanas para impulsar la paz en esos países y en Irak.

Para derrotar al terrorismo en este país, además de aplicar su plan para Oriente Medio hay que seguir apoyando al Gobierno y las fuerzas de seguridad iraquíes.

En su último discurso en el Guildhall antes de su retirada del poder, Blair aprovechó para expresar sus condolencias por la muerte el fin de semana de otros cuatro soldados británicos -hasta un total de 125- al estallar un artefacto explosivo cuando viajaban en una patrullera por el río Chat el Arab, fronterizo con Irán.