El rey del surrealismo
Su humor ofrece una dulce mirada obsesionada en esperpentizar lo cotidiano. Sus acompañantes habituales son ancianos, ya reconocidos, que despiertan la máxima ternura cuanto mayor es su obcecación dramática. Un absurdo en la forma con una sobresaliente verdad en el fondo. Los sketchs que he visto de él han sido cínicos, irónicos, insolentes,