21 de junio de 2014

En el primer segundo de su reinado ya tuvo el rey Felipe y las Cortes, sede de la soberanía del pueblo español, en pleno, la certeza escenificada de lo que va a ser su mas grave problema y el de toda España. El separatismo catalán, con el vasco agazapado, a la espera de su momento y su inminente hoja de ruta para la secesión y ruptura del Estado. El desabrido gesto, la impostación del rechazo,

INGREDIENTES: 65 g. de harina. 65 g. de mantequilla. 75 g. de jamón. Sal, pimienta y nuez moscada. 1/2 l. de leche. Aceite. Huevo para rebozar. Pan rallado. MODO DE HACERLO: En una cacerola se pone la harina, mantequilla y el jamón picado fino. Se acerca a fuego suave para que se funda, se mezcla con varillas y se hace hervir. Cuando hierve se añade de una vez la leche también hirviendo. Se agita

MADRID, 20 (OTR/PRESS) La fotografía, ahora, ya no es la de los fastos de la coronación ni la correspondiente a las imágenes de la enorme recepción en el Palacio de Oriente. La jornada histórica es cosa del pasado. El tema que marca el futuro es, a mi juicio, esa frase en la que Felipe VI propone "una monarquía renovada para un tiempo nuevo". Se trata de pensar en lo que corresponde hacer ahora:

MADRID, 20 (OTR/PRESS) Cuando despertó, el paro seguía allí. Cerca de seis millones de desempleados. Y también el desafío de los separatistas catalanes. La mecha encendida tiene cuerda hasta el nueve de noviembre. Tampoco remite el desafecto generalizado hacia las principales instituciones, incluida la Monarquía, pese al impecable discurso constitucional pronunciado por el nuevo Rey en el Congreso.

MADRID, 20 (OTR/PRESS) En un plis plas, los libros de Historia tienen que pasar de página. No hubo grandes alharacas, ni fastos, ni exhibicionismo de papel couché, pero si un discurso sólido de Felipe VI estrictamente marcado por el papel constitucional de la Jefatura del Estado que ya forma parte de la Historia de España. El nuevo Rey hablo de una monarquía renovada para un tiempo nuevo y también

MADRID, 20 (OTR/PRESS) Habemus Rey. Sin duelos ni quebrantos. Normalidad, bendita palabra. Con todo el sentido del proceso sucesorio contenido en el sencillo juramente prestado por Felipe VI ante las Cortes Generales: "Guardar y hacer guardar la Constitución". No se habla de respetar los derechos dinásticos o el buen nombre de la Corona, por ejemplo, sino de cumplir la ley, someterse a las decisiones

MADRID, 20 (OTR/PRESS) Dice el lehendakari vasco Iñigo Urkullu -con un cierto gesto de comprensible decepción- que nada ha cambiado entre lo que había antes y después de la proclamación de Felipe VI. Tiene razón. Como tienen razón otros muchos colectivos que -al parecer- esperaban que tras la abdicación de Juan Carlos I, su hijo, en su primer discurso ante los representantes del pueblo y otros