"Guardiola es una de las pocas figuras del nacionalismo con verdadera proyección política"
El pasado día 8 de septiembre de 2011, Josep Guardiola, entrenador del primer equipo del F.C. Barcelona, recibía la Medalla de Honor en la categoría de Oro del Parlament, la máxima distinción de la Cámara catalana, en reconocimiento a su trayectoria como deportista y entrenador y a los valores que representa —VÍDEO–. Tal y como indica el presidente de la insitución deportiva, Sandro Rosell, Guardiola es un ejemplo a seguir:
«Pep es un espejo en el que se reflejan deportistas, entrenadores, empresarios, políticos, educadores o directivos».
Sin embargo, la concesión es motivo de interpretación, como cada una de las cosas que un técnico barcelonista hace, máxime cuando se trata de un personaje tan ligado a la institución blaugrana y al sentimiento catalán como tal. En esta línea, el periodista Federico Jiménez Losantos, ironizaba en su columna del diario El Mundo sobre la figura de Guardiola y su recepción de la Medalla de Oro del Parlamento catalán:
«El crédito total del que el Barça de Guardiola disfruta en Cataluña ha conseguido que Pep sea no solo el catalán más admirado, adorado y venerado, sino una de las pocas figuras del nacionalismo con verdadera proyección política».
Asimismo, el polémico periodista de EsRadio, repescaba una parte concreta del discurso del técnico azulgrana:
«Una frase de su discurso ha cautivado: ‘si nos levantamos bien pronto y nos ponemos a trabajar, somos un país imparable’. La frase, vulgarota, delata que Guardiola cree que en la Cataluña actual se madruga poco y se trabaja menos. Y anuncia que, cuando sea rey de Cataluña, S.A.E.D. Josep I de Sampedor le pedirá al Rey de España la extradición de Mourinho».
Por último, Losantos concluye con una idea generalizada por la prensa madrileña, especialmente la deportiva, extrechamente ligada a la participación activa de los colegiados de los partidos para la cosecha de triunfos del Barça:
«Pero que no se confíe el melifluo y solapado genio azulgrana: el Viriato madridista no está solo. Y en esa contienda sin balón, al primer rey de Cataluña no le van a ayudar los árbitros».
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