El Chiringuito

Tomás Roncero tiene claro el futuro del Real Madrid

Roncero lo tiene claro. Copa sin garrafón. El madridismo no pedía tanto.

Sólo un buen resultado (ya iba siendo hora), un triunfo solvente con goles (aparte del Mundialito, apenas recordaba un 3-0 al Roma) y una actitud entusiasta y comprometida.

Todo eso se dio en una velada que empezó con el ceño fruncido por el pinchazo de la audiencia asistencial y que terminó con algarabía y alegría contenida ante unas apariciones que aventuran tiempos mejores (Reguilón, Odriozola, Nacho, Keylor, Lucas, Benzema, Vinicius…).

Cierto que el arranque fue fantasmal. El speaker dijo por primera vez de corrido las alineaciones ante la falta de público para que jalease los nombres. La asistencia fue paupérrima: 44.000 espectadores. Recuerdo en la temporada 2006-07 un Real Madrid-Écija de Copa que, pese a la evidente inferioridad del rival (allí jugaba Nolito), congregó en el santuario de La Castellana a 66.000 fieles a la causa. El Bernabéu no se vacía por capricho ni desamor. El madridista se acuesta y levanta pensando, soñando y sintiendo este escudo sagrado.

Pero no le gusta que le tomen por tonto. Hay que rescatar la ilusión de la gente y se empieza a hacer con partidos como el de este duelo copero con el Leganés. Calidad en Benzema (Karim, marque o no, está entusiasmando con su actitud y su fútbol de orfebre), verticalidad y desborde en Lucas Vázquez (con gol incluido) y un Vinicius al que ya miramos como uno más de la familia. Vini ya se ha sentado en la mesa de la titularidad y de ahí no debe sacarle nadie salvo que a Solari le dé un ataque de entrenador. Sus 18 años le dan para tomar decisiones acertadas. No le pesa el Bernabéu. Al revés, le pone. La guinda a su perfect week fue su golazo de media volea. ¡Grande Vinicius!, según recoge Tomás Roncero en as.

El Leganesazo. Al final, el palo sufrido el año pasado ante los pepineros sirvió de aviso. Los madrileños ya demostraron hace doce meses en este mismo escenario que si les dejas una grieta, la convierten en el boquete del Titanic. Por eso, el empeño y la concentración de Keylor, Nacho, Ramos y Reguilón se notó en el balance defensivo.

Ni un gol encajado. ¡Bingo! No es casualidad. Marcelo y Varane deben fijarse bien en sus compañeros. Así se gana uno la titularidad. Los únicos resquicios los aprovechó Braithwaite, un danés que dio mucha guerra y puso a prueba lo que ya sabíamos de Keylor. Su profesionalidad le hace estar en perfecto estado de revista juegue mucho, poco o nada.

El infortunio de Courtois pondrá a prueba la efectividad del costarricense, que el domingo tendrá en el Villamarín otra prueba de fuego ante el Betis de Setién. Keylor es un hombre de fe que jamás se rendirá. Esa preciosa competencia en la portería es buena para el Madrid. Tenemos a dos de los tres mejores porteros del mundo. Un lujazo.

Sin confianzas. No me fío ya ni de mi sombra. Una vez le vi al Getafe levantarle en Copa al Barça un 5-2 (los de Schuster les metieron 4-0 en la vuelta) y por eso a Butarque hay que acudir con humildad.

Me motiva la Copa este año. Me lo dicen los Caliches de Los Yébenes, Cristian Fierro de Ponferrada (un niño de 10 añitos que se estrenaba en el Bernabéu), la pequeña África que acaba de nacer en Valldemossa, Irman Sunje (llegado de Mostar, Bosnia), Elías (el Caballa de Ceuta), los vikingos de Ojén (que se toman los churros mojados en agua con sal) y la peña Nava de la Asunción (nos vemos el viernes, amigos). Y el 3-0 va por Antonio Croz de El Gastor (Cádiz). Fue a la tumba con el escudo. Va por ti.

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