Una eficiente empleada le deja en evidencia

Al jefe infiltrado de MRW lo mandan para casa por ser un auténtico ‘paquete’

Conoce a Wilfred, el que fuera portero del Rayo Vallecano en los años 90 y que hoy trabaja como operario

Fotograma de 'El jefe infiltrado' (laSexta).

Guillermo Pérez, director general adjunto de MRW en ‘El jefe infiltrado’,  tuvo que trabajar en atención al cliente y el puesto se le fue de las manos. En una escena, cuando el ‘jefe’ tuvo que atender una llamada, la clienta perdió los estribos y amenazó con poner una demanda si su paquete era dañado.

El falso becario no supo qué hacer. Y para colmo, allí estaba Nuria , una de las directoras de franquicias más eficientes de la compañía. La mujer era dura a más no poder, casi daba hasta miedo pero, como ya se ha dicho, era buena en lo suyo. Muy buena.

El caso es que, tras la desastrosa llamada, la tal Nuria se llevó al ‘infiltrado’ a un aparte y le dijo:

No te veo preparado para trabajar en la oficina. No sirves para esto.

Y le echó.

UN GIRO EN EL FORMATO

El ‘Jefe infiltrado’ es un buen formato, está bien hecho y entretiene. El problema es que parece que visto un capítulo, vistos todos. Eso ya lo sabíamos. Le pasa lo mismo que a ‘Pesadilla en la cocina’, que la estructura es tan cerrada que llega a ahogar. Y aquí, encima, todo está creado para venerar a la empresa, es como una campaña de promoción ‘encubierta’. Pero eso sí, el 15 de mayo de 2014 hubo un giro. El espectador pudo ver algo bastante alarmante de una de las compañías más importantes de España.

Guillermo Pérez, director general adjunto de MRW -líder de la mensajería urgente en España- cambió la corbata y el coche ejecutivo por una gorra y una furgoneta de reparto. Se rapó el pelo y se hizo pasar por un becario que tuvo que ocupar distintos puestos de trabajo dentro de su propia empresa.

El primer día, Guillermo trabajó con uno de los repartidores de mensajería más veteranos de la empresa.El jefe infiltrado tuvo que enfrentarse a una de las zonas más conflictivas del centro de Madrid, debido a su importante afluencia de tráfico y la gran cantidad de repartos delicados que es necesario hacer. Tuvo que conducir, llegar a tiempo, aparcar en las zonas indicadas y entregar varios paquetes. ¿Simple? Pues va a ser que no. Zapatero a sus zapatos y este tipo no sabía ni tratar a los clientes de ‘usted’. Pero eso sí, su compañero en el reparto, sin saber quién era realmente, le dio la clave:

Quienes ponen ciertas normas para los repartidores no han repartido jamás, porque algunas son poco operativas o carecen de sentido práctico.

Con esta frase, el buen señor definió el formato entero de ‘El jefe infiltrado’.

DE LA CUMBRE A LA MISERIA: LA HISTORIA DE WILFRED

La historia más impactante del capítulo llegó después de que Guillermo hiciese un un largo, incómodo y durísimo reparto nocturno de Madrid a Sevilla. Tras la larga noche, el ‘infiltrado’ conoció a alguien que no nos imaginábamos que pudiera estar allí: Wildfred. El mítico portero nigeriano del Rayo Vallecano en los años 90 ahora trabaja en la empresa distribuyendo los paquetes según su destino.

¿Cómo era posible que un señor que estuvo en la cima ahora fuese un peón más de una gran empresa? El exfutbolista, en un momento de descanso, le contó su historia a Guillermo. A pesar de ser famoso, cuando él jugaba no había tanto dinero como ahora y tenía que trabajar duro para mandar dinero a sus hijos en Nigeria, país al que le gustaría volver y montar un equipo de fútbol.

PESADILLA EN EL ALMACÉN

Pero el momento más tenso del capítulo llegó cuando el ‘jefe’ tuvo que trabajar en uno de los servicios más importantes de la compañía: el envío de animales y veterinaria. La escena era aterradora. Los perros estaban apiñados en jaulas sin ton ni son y uno de ellos por poco se ahoga por culpa de un golpe de calor.

El caso es que el jefe, al ver tanto desbarajuste, se escondió corriendo y llamó a su despacho para exigir que eso no volviera a suceder.

LÁGRIMAS DE EMOCIÓN

El cuarto día, Guillermo conoció a Marco, un mozo del almacén de MRW con el que hizo buenas migas. Esa noche se lo llevó a cenar a su casa y allí descubrimos que el tal Marco tiene un hijo, Dani , de dos años, que padece una enfermedad que afecta a la retina por la que dos días a la semana le lleva a un especialista. Un dramón que terminó con el ‘jefe’ llorando.

Pero por fin se descubrió el pastel y todo fueron palmaditas en la espalda, pequeñas reprimendas y regalos, muchos regalos. A Marco, la empresa le prometió ayudarle con el tratamiento de su hijo. A Nuria, la jefa amargada, le regaló un una sesión de relajación en un spa. Muy apropiado. Y a Wilfred le regalaron una escuela para poder ser entrenador de porteros y un viaje a Nigeria. ¿Quién no quiere que su jefe se infiltre?

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Sergio Espí

Sergio Espí, guionista y crítico de televisión de Periodista Digital, responsable de la sección 3segundos.

Lo más leído