El 7 de enero de 2015 vivimos el primer gran duelo televisivo del año y el primer batacazo de T5 frente al éxito de Antena3. ‘Algo que celebrar’ se estrenó con un buen 18,1% en la cadena de Atresmedia frente al desastroso 13,4% que cosechó ‘Las aventuras de del capitán Alatriste’, la nueva y más que desaprovechada superproducción de Mediaset.
¿Por qué una serie que lo tenía todo para romper los audímetros se ha convertido en el nuevo hazmerreír de la TV moderna? (a la altura, casi, de ‘Piratas´).
En octubre de 2013, se realizó en los estudios Korda de Budapest la presentación de la nueva adaptación televisiva de las novelas de Arturo Pérez Reverte.
Las cifras son apabullantes. Unos platós de más de 14.000 metros cuadrados, 2.500 figurantes, 50 especialistas, 40 actores, 140 horas de grabación por capítulo, 27 semanas de rodaje 13 episodios y unos 11 millones de presupuesto por temporada.
El plató de ‘Las aventuras del capitán Alatriste’ era para poner los pelos como escarpias. Alucinante. De verdad de la buena. Era emocionante ver aquel despliegue, (impensable en España).
Era todo muy bulímico, muy excesivo pero muy alentador. ¿Qué podía salir mal? Es un texto que conoce todo el mundo, lo dirige un ‘grande’ de nuestro cine (Enrique Urbizu), hay actores de moda, hay dinero, mujeres atractivas, niños, Vasile dándolo todo en la promoción…. ¿Qué ha pasado? Que anoche fue todo un caos.
Primer shock: Que Pérez Reverte haya dicho que está feliz como una perdiz con el resultado de su serie. Se entiende. El cheque que ha cobrado por los derechos ha sido fabuloso. Pero no es creíble, pero nada de nada, que no haya puesto el grito en el cielo con lo que han hecho con su obra. Y tampoco es que sus libros sean una maravilla. Aprendamos a que si adaptas unas novelas infantiles, incoherentes y anacrónicas, te va a salir una serie infantil, incoherente y anacrónica.
Segundo shock: Da la sensación de que ‘Alatriste’ (la serie) siempre quiso ser una película porno pero, por razones obvias, no pudo ser. De ahí que la estética sea tan de web serie amateur. Ni eso. Era como ver un espectáculo infantil de media tarde en el Parque de Atracciones de Madrid en temporada baja. Todo era tan artificioso, tan coreografiado, tan luminoso.
Esa fotografía quemada y amarilla, es, sin duda, la peor carta de presentación de una serie que, por puros prejuicios sociales, debería haber sido oscura y lúgubre. Además, ¿no saben que de noche todos los gatos son pardos? Si hubiesen bajado el color se hubiesen maquillado algunos defectos.
Tercer shock: La música era muy acorde con la estética (terrible). Seguimos con los mismos problemas de sonido en nuestras series. Y aquí por partida triple. Por un lado, la banda sonora no dejaba escuchar los diálogos; por otro, muchos actores estaban doblados y para colmo, los que no lo estaban, simplemente no vocalizaban. Lo de siempre.
Cuarto shock: Los actores. No tengo palabras. Y lo digo con todo el dolor de mi corazón porque adoro a Lucía Jiménez, por ejemplo, o a Patricia Vico, pero es que lo que vimos anoche no tenía nombre. De verdad. Natasha Yarovenko era la única que hubiese encajado si ‘Alatriste’ hubiese sido una serie porno, pero como no lo es, es nuestra favorita como peor actriz del año, de este, del pasado y del que viene. Se disputaría el premio con Carmen Sánchez, esa niña de cara inquietante y pose chulesca.
El único que se salva, por los pelos, es el protagonista, Aitor Luna. No es que su interpretación vaya a ser un ejemplo en ninguna escuela de actores pero al menos no provoca taquicardias.
Quinto (y último shock): Lo peor que podemos decir de ‘Alatriste’ es que su envoltorio es tan malo que la historia da exactamente igual.
Lo que define ‘Las aventuras del capitán Alatriste’ es decepción. Lo digo con todo el descarro y con el corazón en un puño. No sé muy bien qué ha pasado. Es una lástima. Soy muy consciente del amor, el empeño y el dinero que se ha invertido en esto. Qué pena.
