‘La caza. Monteperdido’ se estrenó el 25 de marzo de 2019 en La 1 de TVE y lo hizo con un 15,2% de cuota de pantalla, que no está nada mal. Es una serie digna para la pública, un thriller que recuerda a mil otros peor de fórmula infalible. Problema; que la podrían haber fotografiado con cualquier filtro de Instagram y hubiese quedado mejor.
Un pueblo pequeño perdido en las montañas. Dos niñas desparecidas. Cinco años después, una de ellas reaparece, viva y magullada. De la otra, ni rastro. Dos policías con pocas ganas de hacer amigos llegan para investigar. Todos son sospechosos: Padres, madres, amigos, hermanos y la loca de los gatos también.
Citar la cantidad de historias a las que se parece ‘La caza. Monteperdido’ es tan agotador como evidente. Hemos visto tropecientas tramas iguales. El crimen como detonante en lugares recónditos y pequeños está más visto que el tebeo pero tan inmortal como Jordi Hurtado. La fórmula nunca falla. El truco está en hacer personajes que molen, con los que empatices y a tirar de clichés de género.
En el papel, ‘Monteperdido’, es una buena idea. Para empezar porqué está basada en un libro bastante decente de Agustín Martínez, quien se ha encargado (junto a Luis Moya) de la adaptación. Se nota. La trama no renueva nada ni lo pretende pero tiene ritmo. Uno la ve con gusto y la olvida rápido.
Pero la nueva serie de TVE contradice el tópico de que un buen guión puede levantar cualquier producto. Mentira. Aquí, el nivel de producción es tan antiguo, mediocre y malo que da hasta rabia. ¿Uno tiene esas localizaciones y no las explota? En serio, los planos detalle del rocío cayendo por las hojas de los árboles no aportan belleza si la fotografía es mala.
El grado visual y técnico de ‘Monteperdido’ sería cutre hasta en los 90. En este país no le damos la importancia que merecen a los directores de series. Necesitamos más autores y menos mecánicos.
Uno puede hacer ‘El embarcadero ‘ (Movistar), en la que se les va la pinza pero en la que hay una apuesta visual clara, o puede hacer ‘Monteperdido’ y hacer que todo huela a naftalina.
La nueva serie de TVE está mal dirigida, en planos, ritmos y actores. Sólo Megan Montaner hace lo que le da la gana y lo borda. El resto está como enjaulado, como con miedo a salirse de las marcas o de decir una frase de más.
Y todo esto nos lleva a una triste realidad. ‘Monteperdido’ se estrenó con un gran 15,2 % de share y 2,4 millones de espectadores. Ese mismo día, a la misma hora, el segundo capítulo de ’45 revoluciones’ en A3, cosechó un triste 7,1% y poco más de un millón de espectadores.
’45 revoluciones’, a diferencia de la de TVE, es una apuesta muy clara en cuanto a nivel visual se refiere. Técnicamente es perfecta. Nadie en este país hace empaquetados como Bambú producciones. Sin embargo, ¿por qué ha triunfado más ‘Monteperdido’? Porque es mucho más fácil de vender.
Si a mí me hacen elegir entre un misterio de niñas desaparecidas y una trama musical en los 60 en la que no se sabe muy bien lo que es, pues me quedo con lo primero, con lo malo conocido.